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¿Cómo diferenciar mi e-mail del resto?
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¿Cómo diferenciar mi e-mail del resto?

miércoles 10 de abril de 2019, 17:00h
¿Te has llegado a preguntar cuántas veces revisas tu e-mail por día? ¿Por qué lo haces? Seguramente muchos contestaréis, “para hacer limpia”, lo que ya nos hace entrever que la gran mayoría de correos electrónicos que recibimos no nos sirven de mucho. Entonces, ¿qué podemos hacer para diferenciarnos de todos ellos y que nuestro receptor se fije en el nuestro? Aquí van una serie de consejos…

Cada vez son más y más los correos electrónicos que recibimos en nuestras bandejas de entrada. Webs de información general, medios de comunicación y hasta la tienda de la esquina nos pide que nos registremos a través de nuestro e-mail. Una tendencia que lejos de estancarse va in crescendo y que nos obliga a estar más pendientes de los mensajes que podemos recibir.

Pero el correo electrónico va más allá de una simple conversación. Es una completa herramienta de comunicación que nos permite hacer llegar nuestro mensaje, ya sea de forma masiva o, algo que cada vez se estila más, a un nicho concreto que sea afín a nuestros objetivos.

Tenemos que tener en cuenta que, cuando se trata de vender algo, puede que persigamos más la cantidad que las propias necesidades de los clientes. Sin embargo, esto se ha demostrado que es una postura equívoca. El mailing masivo suele tener peor eficacia que campañas más pequeñas, pero mejor segmentadas, en las que cobra mayor importancia el contenido, es decir, no solo intentamos vender algo, sino ofrecer a cambio contenido de utilidad. Y si puede ser basado en las preferencias del receptor del mensaje se multiplica exponencialmente las posibilidades de éxito de las mismas.

También es importante no saturar a los potenciales clientes, y es que hay marcas que llegan a enviar correos diarios, e incluso varios a lo largo de la jornada, reduciendo sobremanera las opciones de interacción o, diciéndolo de forma correcta, un menor engagement o lo que sería la forma en la que los suscriptores reaccionan, que podemos medirlo en cuestión de si abren o no el correo, si acceden a los enlaces que lo acompañan, también en si responden a los mismos, si los mueven a alguna carpeta para categorizarlo, cuánto tipo tardan en leerlo o si, por el contrario, lo reciben en la carpeta de ‘spam’ o lo marcan como ‘correo no deseado’.

Para conocer todos estos datos debemos de tener una herramienta que nos ayude a conocer el comportamiento de las personas que reciban nuestras comunicaciones. También es importante conocer que hay ciertas acciones que hacen que nuestros e-mails lleguen a la temida carpeta anteriormente citada: acortar los enlaces que incluimos en nuestras comunicaciones, que los enlaces redirijan hacia una web de baja reputación, la propia reputación del contenido que incluyamos, el diseño del correo electrónico o la calidad de la misma base de datos.

Por todo esto, os recomendamos que no os fieis de aquellas herramientas que prometen recepciones masivas y de poca calidad, ya que es más que probable que se eleven los costes de la campaña que si finalmente optamos por una estrategia mejor elaborada.

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