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Historias del confinamiento: estudiantes latinoamericanos confinados en La Rábida
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Historias del confinamiento: estudiantes latinoamericanos confinados en La Rábida

viernes 03 de abril de 2020, 20:00h
La declaración del estado de alarma y el confinamiento obligatorio ha pillado a padres lejos de sus hijos, parejas separadas por la distancia y muchas, muchas anécdotas, pero también a obligado a mcuhos estudiantes a permanecer lejos de sus paises,de sus familias y sus hogares, que se encuentran a miles de kilómetros de distancia.

Un total de 20 estudiantes de seis nacionalidades iberoamericanos continúan residiendo en la sede de La Rábida de la UNIA desde que el día el día 14 de marzo se declaró en España el estado de alarma. Continúan sus clases de manera virtual y están atendidos en todo momento.

Estos estudiantes que, seguían sus másteres en la UNIA, son argentinos, cubanos, colombianos, ecuatorianos, peruanos y chilenos. También hay dos españoles. Se trata de estudiantes de los Másteres de Tecnología Ambiental, Geología y Gestión Ambiental de los Recursos Minerales, Investigación en la Enseñanza y Aprendizaje de las Ciencias Experimentales, Sociales y Matemáticas y de Economía Finanzas y Computación.

A través del correo electrónico nos han contado como pasan estos días de confinamiento cual es rutina diaria:

“Hace ya 19 días que estamos cumpliendo las medidas estrictas de seguridad y prevención, aquí en la Residencia de la sede de La Rábida. Contamos con la responsabilidad y cuidado del personal que trabaja aquí, quienes son nuestro único contacto con el exterior.

La UNIA nos está proporcionando todo lo que necesitamos para que el cursado de nuestros másteres continúen sin interrupciones, adaptándonos a cada situación, y facilitándonos los materiales y/ o servicios para realizar las actividades académicas. Por todo eso, estamos muy agradecimiento”, nos escribe Emilia Paliza Cuartero, argentina, alumna del Máster de Tecnología Ambiental, que sirve de portavoz de los alumnos.

Los alumnos continúan las clases de sus respectivos másteres de manera virtual

En cuanto a su rutina diaria no difiere mucho de los alumnos en general, que están teniendo sus clases de manera virtual. La diferencia es que están a miles de kilómetros de sus domicilios y confinados en una habitación de la Residencia.

Nos cuenta cuáles son las actividades que hacen a lo largo del día: “De lunes a viernes tenemos un promedio entre 4 a 8 horas de clases / seminarios virtuales. Lo que resta del día dedicamos un par de horas a estudiar y hacer los trabajos y actividades académicas, alimentarnos, etc. Una hora de ejercicio físico, y todos los días a las 22:15 nos conectamos por vídeo llamada con Agustín Galán, director de la sede y María de la O Barroso, directora del Secretariado, para compartir un momento, conversar, enterarnos de las novedades, y por supuesto ,debatir y tomar decisiones, que se van interponiendo en estos días difíciles. Después una ducha, hablar con nuestros familiares y amigos (que por la diferencia horaria, suele llevarnos a acostarnos tarde), pijama y cama ,hasta el otro día que empieza la rutina diaria”.

En cuanto a los fines de semana los dedicamos a trabajar para cumplir las exigencias académicas y vemos películas, escuchamos música y nuestro amigo de Chile, quien tiene habilidades con la guitarra, nos deleita desde su habitación con sus canciones y así nos hace más llevadero la estancia”, nos dice

Ellos tienen cubiertas todas sus necesidades en cuanto a limpieza, comidas, etc. en la Residencia que sigue atendida por personal laboral. “En cuanto a las compras de productos que necesitamos se elabora una lista y una vez en semana el personal, que sigue trabajando en la sede de La Rábida nos lo facilita”.

Hay que decir que son los ayudantes de servicio, personal de mantenimiento y vigilantes, limpiadoras, así como personal de la cocina y comedor los que siguen trabajando de manera presencial en la sede de La Rábida para dar servicio a estos alumnos. Los demás lo hacemos de manera telemática.

Por último, nos dice que “cuando todo esto pase, que ojalá sea pronto, nos gustaría agradecer personalmente a todas las personas que no pararon de trabajar para que la Residencia se mantenga activa y prestando todos los servicios que nuestras becas incluyen. El sentirnos y sabernos sanos, con la oportunidad de continuar nuestra formación, con contención, y la compañía de esta gran familia iberoamericana es la mayor bendición que nos regaló la vida en todo este lío.”, concluye Emilia.

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