Un innovador implante subretiniano ha restaurado parcialmente la visión en más del 80% de los pacientes con DMLA, permitiéndoles leer nuevamente, según un estudio clínico europeo.
La degeneración macular asociada a la edad (DMAE) se ha convertido en una de las principales causas de ceguera en el mundo, afectando a un gran número de personas mayores. Esta enfermedad, que generalmente aparece después de los 60 años, provoca la destrucción de la mácula, la parte central de la retina responsable de la visión detallada y precisa, necesaria para actividades como leer o reconocer rostros. Aunque existe una forma seca conocida como atrofia, que se caracteriza por la pérdida progresiva de células fotorreceptoras y resulta en una pérdida irreversible de la visión central, hasta ahora no había tratamientos efectivos disponibles.
Sin embargo, un equipo internacional compuesto por investigadores del Inserm, Sorbonne Université, el CNRS, junto con el Hôpital Fondation Adolphe de Rothschild y el Hôpital national des 15-20, ha desarrollado un innovador sistema de neuroestimulación llamado Prima. Este dispositivo incluye un implante subretiniano que ha demostrado restaurar parcialmente la visión en más del 80% de los pacientes con DMAE que participaron en un ensayo clínico. Los resultados han sido publicados recientemente en el New England Journal of Medicine.
El sistema Prima funciona mediante un mecanismo que transforma la luz en señales eléctricas que son enviadas al cerebro, saltando las células fotorreceptoras dañadas. Este dispositivo consta de un implante subretiniano y unas gafas de realidad aumentada equipadas con una cámara que captura imágenes del entorno. Las imágenes son procesadas por un algoritmo que mejora su calidad y luego se convierten en haces de rayos infrarrojos proyectados sobre el implante. Este último está diseñado para reemplazar las células muertas y activar las células nerviosas adyacentes.
En esta nueva investigación clínica, se incluyeron 38 pacientes con DMAE atrofia, reclutados en 17 centros de cinco países europeos. La edad promedio fue de 78,9 años y todos presentaban una visión muy deteriorada. Para participar en el estudio, debían tener un resultado logMAR ? 1,2 en pruebas estándar realizadas por oftalmólogos.
Los participantes recibieron el implante retiniano y su visión fue evaluada seis y doce meses después del procedimiento. El criterio principal para medir la eficacia era el porcentaje de pacientes que mostraron una mejora en su agudeza visual superior a 0,2 logMAR. De los 32 pacientes que completaron el estudio, un notable 81% alcanzó este umbral, pudiendo leer al menos diez letras adicionales después de usar las gafas Prima durante un año. Además, el 78% experimentó mejoras aún más significativas.
A lo largo del año posterior a la intervención, un impresionante 84,4% de los participantes informaron poder leer letras, números y palabras en sus hogares. Aunque se registraron eventos adversos graves en algunos casos, estos fueron anticipados y gestionados adecuadamente; la mayoría se resolvió rápidamente sin complicaciones duraderas.
"Los beneficios superaron ampliamente los efectos adversos", afirmó José-Alain Sahel, investigador principal del estudio. Este avance representa un hito significativo ya que es la primera vez que un sistema permite a pacientes con pérdida de visión central volver a leer palabras completas mientras preservan su visión periférica.
Con este desarrollo prometedor, se abre una nueva vía para mejorar la calidad de vida de quienes padecen esta devastadora condición visual.