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'Una ciudad en la que nunca llueve', primera novela de Eduardo Flores

"Una ciudad en la que nunca llueve", primera novela de Eduardo Flores

Por José Enrique González
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jenriqueiymagazinees/8/8/19
domingo 01 de junio de 2014, 20:38h

Una ciudad en la que nunca llueve es la primera novela de Eduardo Flores, que nos ha llegado de la mano de Ediciones Mayi. Este libro realiza una sutil, pero profunda, reflexión acerca de las formas de la literatura actual y sobre el arte de escribir sobre una trama protagonizada por un escritor en sus horas más decadentes.

Así, esta novela nos narra la historia de un escritor en horas bajas que trata de salir adelante en mitad del caos en que se ha convertido su vida. Feroces devoradoras de hombres, ELLA y una extraña e íntima conspiración, de la que participa incluso una ilustre fantasmagoría, harán que no le resulte nada fácil.

Y esto es Una ciudad en la que nunca llueve. Una tragicomedia en la que los temas de siempre ponen a prueba el sentido del humor y la tristeza del lector ambientada en una ciudad en la que nunca llueve, pero donde se dan las pasiones más desmedidas y donde el desencanto se manifiesta a partir de las más ridículas situaciones. Un sitio peculiar, ácido y sin fronteras, en el que se confunden los más comunes sentimientos.

Esta novela se caracteriza fundamentalmente por el hecho de que la trama es lo menos relevante de la novela (intencionadamente por parte del autor, no piensen mal), ya que su fulgor apenas es perceptible debido al brillo que manifiestan tanto la sardónica crítica como el hecho de que ninguno de los personajes tenga nombre. Este punto es otra crítica en sí misma ya que Eduardo Flores quiere mostrarnos la frivolidad, en algunos casos tan remarcada, en la que ha caído una parte importante de la literatura actual, centrándose nada más que en las formas y en una trama relatada con mucha pompa y muchos aspavientos, pero en la que no hay apenas ningún tipo de contenido en la profundidad, ya que la superficie es lo único que hay.

En cuanto a los nombres de los personajes o, mejor dicho, a la ausencia de nombres de los personajes, hay que destacar que logra crear un encantador efecto, ya que cada uno de ellos resume en pocas palabras la forma de ser del personaje y la opinión que el protagonista tiene de ellos.

De este modo, la narración en primera persona va más allá en este aspecto, ya que cada vez que aparece uno de estos “nombres” nos hace sentir lo que el protagonista siente cuando ve o interactúa con alguno de ellos. De este modo, lejos de deshumanizar a estos personajes, se consigue lo contrario: hacerlos más humanos ante los ojos de quienes leemos.

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