Investigadores de la Universidad de Oxford han identificado residuos de miel en jarras de bronce de un santuario griego del siglo VI a.C., revelando su uso como ofrenda.
Un equipo de investigadores del Departamento de Química de la Universidad de Oxford ha resuelto un antiguo enigma arqueológico al reexaminar la composición molecular de un residuo intrigante encontrado en frascos de bronce excavados de un santuario griego del siglo VI a.C. ubicado en Paestum, al sur de Italia. Este estudio, publicado recientemente en el Journal of the American Chemical Society, presenta la primera evidencia biomolecular que confirma que el residuo contenía miel, probablemente en forma de panal.
El santuario subterráneo, descubierto en 1954 y situado a aproximadamente una hora y media en coche de Pompeya, contenía varios frascos de bronce con una sustancia pegajosa de color marrón anaranjado. En su momento, los arqueólogos asumieron que el residuo era miel, dado que este producto tenía un gran valor en la antigüedad y se ofrecía a los dioses o se enterraba junto a los muertos. Sin embargo, durante tres décadas, tres equipos diferentes analizaron el residuo sin poder confirmar la presencia de miel, concluyendo que contenía algún tipo de grasa animal o vegetal contaminada con polen y partes de insectos.
En este nuevo estudio, los investigadores aplicaron una serie de modernas técnicas analíticas, incluyendo espectrometría de masas para proteínas y análisis composicionales de pequeñas moléculas. Este enfoque integrado permitió identificar azúcares, ácidos orgánicos y proteínas del jalea real que habrían permanecido indetectables utilizando un solo método. Los resultados mostraron que el residuo antiguo poseía una huella química casi idéntica a la cera de abejas moderna y similar a la miel actual.
Los hallazgos se complementaron al comparar los resultados obtenidos del residuo con aquellos derivados del análisis de muestras modernas de panal y simulaciones experimentales de panales degradados. El Profesor James McCullagh, director del Centro de Investigación en Espectrometría de Masas en el Departamento de Química y co-líder del proyecto, destacó: “La aplicación de múltiples técnicas analíticas fue clave para el éxito de este estudio. Al utilizar varios enfoques espectroscópicos y espectrométricos pudimos revelar una imagen completa sobre la composición molecular del residuo”.
El avance significativo llegó con la identificación de proteínas específicas del jalea real asociadas únicamente con las secreciones de las abejas melíferas. Esto demuestra cómo la combinación de proteómica bottom-up con metabolómica puede ser poderosa para investigar muestras arqueológicas.
Dr Luciana da Costa Carvalho, autora principal y investigadora postdoctoral en el Departamento de Química, añadió: “Utilizamos espectroscopia fotoelectrónica por rayos X para analizar la superficie del residuo y encontramos productos corrosivos asociados al cobre”. Se cree que los iones cúpricos presentes pudieron haber ayudado a proteger los marcadores azucarados contra la descomposición microbiana.
Esta investigación fue posible gracias a una estrecha colaboración entre el Museo Ashmolean de la Universidad de Oxford y el Parque Arqueológico de Pompeya. La Dr Kelly Domoney, gerente científica del patrimonio en el Museo Ashmolean, explicó que durante los preparativos para una exposición sobre Pompeya se les permitió reanalizar contenidos orgánicos importantes utilizando instrumentación moderna.
A través del examen cuidadoso realizado sobre 37 objetos para esta exposición, se reveló nueva información sobre cómo fueron fabricados y utilizados algunos artefactos antiguos. Por ejemplo, ciertos recipientes mostraron residuos visibles como hollín o acumulaciones gruesas de sarro interno, lo que indica su uso como calderas para calentar agua.
El Dr Gabriel Zuchtriegel, director del Parque Arqueológico de Pompeya y exdirector del Parque Arqueológico de Paestum & Velia, comentó sobre cómo las aplicaciones químicas pueden extraer información detallada desde artefactos existentes: “Esto nos permite adoptar un enfoque más informado sobre las vidas y rituales pasados”. Los autores esperan que este trabajo inspire nuevas reanalizaciones sobre materiales históricos almacenados en colecciones museísticas donde muestreos previos resultaron inconclusos.
El estudio titulado ‘A Symbol of Immortality: Evidence of Honey in Bronze Jars Found in a Paestum Shrine Dating to 530-510 BCE’ ha sido publicado en el Journal of the American Chemical Society.