Los profesores del MIT, Zachary Hartwig y Wanda Orlikowski, son reconocidos por su excepcional mentoría, combinando excelencia académica con un profundo cuidado personal hacia sus estudiantes.
Los profesores del MIT, Zachary Hartwig y Wanda Orlikowski, han sido reconocidos por su excepcional compromiso con el cuidado personal en la mentoría académica. Este enfoque no solo se basa en la excelencia intelectual, sino también en un profundo interés por el bienestar de sus estudiantes, lo que resalta la importancia de la humanidad en el liderazgo académico transformador.
Hartwig, quien es profesor asociado en el Departamento de Ciencia e Ingeniería Nuclear y tiene una co-designación en el Centro de Ciencia y Fusión de Plasma del MIT, ha destacado por su capacidad para conectar la brillantez ingenieril con relaciones personales genuinas. Por su parte, Orlikowski, como profesora Alfred P. Sloan de Tecnología de la Información y Estudios Organizacionales, se centra en cómo las tecnologías digitales transforman el trabajo y la organización. Ambos crean ambientes donde las personas pueden prosperar junto a sus ideas.
Zachary Hartwig ha sido un faro de apoyo para sus estudiantes, quienes describen sentirse vistos y alentados tanto en su desarrollo académico como personal. Su filosofía de mentoría gira en torno a la idea de que el proceso educativo no se limita a los resultados o publicaciones, sino que se trata del crecimiento integral del estudiante. “El resultado más importante de un programa de doctorado no son tus resultados, tus artículos o tu tesis; eres TÚ”, enfatiza Hartwig.
Durante momentos difíciles, como el inicio de la pandemia, Hartwig demostró su compromiso al asegurar que sus estudiantes internacionales tuvieran un espacio seguro y apoyo constante. Desde ayudarles con problemas técnicos hasta ofrecer asistencia emocional durante la redacción de trabajos académicos, su estilo positivo y accesible ha dejado huella en aquellos que han tenido la fortuna de ser sus alumnos.
Wanda Orlikowski, por su parte, es conocida por su capacidad para guiar a sus estudiantes a través de momentos de duda e incertidumbre. Su enfoque empático transforma estos desafíos en oportunidades para crecer. Al abordar el proceso investigativo como una espiral más que como una línea recta hacia el éxito, Orlikowski ayuda a sus alumnos a ver cada regreso a ideas anteriores como un avance significativo.
A lo largo del tiempo, ha establecido conexiones profundas con sus estudiantes, ofreciendo no solo apoyo académico sino también emocional. Un gesto memorable fue invitar a uno de sus alumnos a pasar las festividades navideñas con su familia cuando este se sentía aislado. Este tipo de atención personal ha creado vínculos duraderos entre ella y sus pupilos.
Orlikowski enfatiza que no es necesario encajar en un molde predefinido para tener éxito en el ámbito académico. Su mensaje claro es que cada estudiante debe ser fiel a sí mismo mientras produce un trabajo excepcional. Además, apoya activamente a sus alumnos promoviendo su investigación dentro de la comunidad académica más amplia.
La labor conjunta de Hartwig y Orlikowski destaca cómo una mentoría basada en el cuidado humano puede transformar no solo carreras académicas sino también vidas enteras.