Un nuevo libro de la profesora Hilary Cremin propone transformar el sistema educativo, criticando su rigidez y falta de atención a la salud mental, abogando por un enfoque más holístico y conectado con la naturaleza.
En un contexto educativo que muchos consideran “roto e irreparable”, la profesora Hilary Cremin, al frente de la Facultad de Educación en la Universidad de Cambridge, presenta su obra Rewilding Education. Este libro plantea una crítica profunda al sistema escolar actual, el cual, según Cremin, se encuentra atrapado en una obsesión por la estandarización y un pensamiento obsoleto. La autora sostiene que este enfoque no solo impide el desarrollo de la creatividad y el pensamiento crítico, sino que también afecta negativamente la salud física y mental tanto de estudiantes como de docentes.
Con décadas de experiencia como docente y académica, Cremin propone un programa para un “cambio radical a largo plazo”. Este incluye un enfoque renovado hacia el desarrollo social y emocional de los alumnos, complementando así el rendimiento académico. Entre las sugerencias se encuentran más clases al aire libre y proyectos que conecten a los estudiantes con sus comunidades más allá del entorno escolar. La autora argumenta que estas medidas son esenciales para preparar a los jóvenes para vivir de manera responsable en un mundo en constante cambio.
La profesora reconoce que sus ideas pueden ser desestimadas por tradicionalistas y responsables políticos, tal como ocurrió anteriormente. En 2013, fue parte de un grupo de cien académicos críticos con las reformas educativas del entonces secretario de Educación Michael Gove, quien las calificó como “enemigos de la promesa”. Más de diez años después, Cremin sostiene que no hay evidencia que demuestre que esas reformas hayan reducido la brecha educativa entre estudiantes adinerados y aquellos en situación desfavorecida, como se prometió. De hecho, investigaciones indican que esta brecha se amplía durante la trayectoria escolar, alcanzando más de 19 meses de diferencia en aprendizaje al finalizar la educación secundaria.
“A pesar de décadas de reformas, creo que el sistema escolar tal como lo configuramos actualmente puede estar más allá de la redención”, afirma Cremin. “Esto no es un ataque a la idea misma de educación ni a los miles de brillantes docentes que entregan su esfuerzo cada día. Sin embargo, gobierno tras gobierno ha realizado ajustes cuando el modelo básico es obsoleto”.
Rewilding Education desafía el “mito de la movilidad social”, sugiriendo que la educación actúa más como un mecanismo clasificatorio que como una fuerza niveladora. Las escuelas con alto rendimiento continúan admitiendo desproporcionadamente a pocos jóvenes desfavorecidos, mientras que la pobreza sigue siendo el predictor más fuerte del éxito estudiantil. La creencia ilusoria persiste: obtener buenas calificaciones asegurará un futuro mejor. “Ninguna de las ideas impulsoras detrás de las políticas escolares realmente resiste el escrutinio”, escribe Cremin, “y sin embargo, esto parece importar poco”.
Además, critica cómo las escuelas funcionan como líneas de producción rígidas y estandarizadas, lo cual ahoga la curiosidad y desincentiva el pensamiento crítico. Esta estructura también priva a los docentes del poder necesario para inspirar a sus alumnos.
La preocupación por los efectos del sistema educativo sobre la salud física y mental es urgente. Cremin sostiene que las escuelas están contribuyendo a problemas graves tanto en estudiantes como en profesores. Presenta evidencia relacionada con el aumento del sobrepeso infantil debido a la reducción de educación física y a la venta de terrenos deportivos escolares. Además, destaca cómo necesidades básicas como acceso adecuado a instalaciones sanitarias suelen quedar insatisfechas.
El estrés asociado con pruebas estandarizadas está exacerbando problemas mentales; desde 2015 ha habido un aumento del 60% en expulsiones permanentes, afectando desproporcionadamente a estudiantes desfavorecidos. Según Cremin, algunos recurren a medicación para lidiar con este “sistema enfermo”. Esta dura realidad exige algo más que reformas incrementales; es necesaria una transformación sistémica completa.
La autora aboga por un modelo educativo adaptado a futuros inciertos marcados por crisis climáticas y cambios sociales drásticos. “Estamos educando para trabajos y estilos de vida que pronto dejarán de existir”, señala Cremin. Propone rewilding –una metáfora derivada de la restauración ecológica– para describir cómo las escuelas deberían liberarse de estructuras rígidas y permitir formas más holísticas e impredecibles del aprendizaje.
En su visión educativa centraliza el papel de la naturaleza como “co-educadora”. Inspirándose en pensadores como Rabindranath Tagore, sugiere fomentar aprendizajes experienciales al aire libre e implementar cambios simples pero significativos –como plantar árboles o crear jardines escolares– para cultivar un mayor respeto por el medio ambiente.
Rewilding Education también promueve un equilibrio hacia aprendizajes basados en proyectos, artes y compromiso cívico. Los estudiantes deben aprender no solo a reproducir conocimientos sino también a actuar con sabiduría y cuidado ante problemas complejos; esto requiere una educación integral que abarque cuerpo, mente, corazón y alma.
Crea conciencia sobre prácticas innovadoras como dar tiempo para reflexionar mientras se enfrentan preguntas difíciles o adaptar horarios escolares para mejorar el bienestar adolescente. Aboga por enfoques mindfulness y metacognitivos que ayuden a los niños a reflexionar sobre su proceso cognitivo durante el aprendizaje.
A medida que anticipa críticas malintencionadas hacia su propuesta sobre confianza entre docentes y alumnos, subraya cómo el miedo al riesgo ha dificultado estas relaciones fundamentales en favor del cumplimiento normativo. El libro ilustra ejemplos desde Reino Unido, India, Alemania hasta Estados Unidos, demostrando cómo ya existen iniciativas exitosas orientadas hacia una educación centrada en comunidad y bienestar.
"Algo fundamental necesita cambiar", concluye Cremin. "Clamamos por una transformación sistémica: una visión completamente nueva sobre lo que implica educar".