Un estudio del MIT revela que una gestión adecuada de proyectos de ayuda en países en desarrollo puede reducir la violencia local hasta un 12%, destacando la importancia de la organización en la efectividad de la ayuda internacional.
Un reciente estudio realizado por un economista del MIT revela que la adecuada gestión de proyectos de ayuda en países en desarrollo puede disminuir la violencia local. Este análisis, que examina los programas del Banco Mundial en África, aborda una cuestión crucial sobre la efectividad de la asistencia internacional.
A lo largo del tiempo, ha existido un debate sobre si la llegada de recursos a estos países genera conflictos por su control. Algunos académicos han señalado un aumento en la violencia asociado a la ayuda, mientras que otros han observado lo contrario. Sin embargo, el nuevo estudio sugiere que **la supervisión de la ayuda es fundamental**. Los programas del Banco Mundial con las mejores evaluaciones en su implementación pueden reducir hasta un 12% la probabilidad de conflicto en comparación con aquellos mal gestionados.
El autor del estudio, Jacob Moscona, afirma: “La calidad de gestión de estos proyectos tiene un impacto muy significativo en si generan o no conflictos”. Según él, los proyectos bien administrados pueden realmente disminuir el conflicto, mientras que los mal gestionados tienden a incrementarlo.
Para llevar a cabo esta investigación, Moscona analizó datos del Banco Mundial entre 1997 y 2014, utilizando información recopilada por AidData, una organización sin fines de lucro dedicada al estudio de programas de ayuda. Es importante destacar que el Banco Mundial realiza evaluaciones exhaustivas de sus proyectos e incluye las identidades de los líderes como parte de estas revisiones.
“Las decisiones tomadas por los gerentes y las organizaciones pueden influir enormemente en si la ayuda conduce o no a conflictos”, señala Moscona. Por ejemplo, controles rigurosos sobre los programas de distribución alimentaria han reducido significativamente el robo o desvío de recursos. Además, algunos proyectos han implementado métodos innovadores para etiquetar dispositivos pequeños y asegurar su uso adecuado por parte de los beneficiarios.
Moscona combinó datos del Banco Mundial con estadísticas del Armed Conflict Location and Event Data Project (ACLED), lo que le permitió evaluar cómo la calidad en la implementación y liderazgo de los proyectos afecta los resultados locales. Al analizar las calificaciones de los líderes de proyecto, encontró que cambiar a un líder más competente puede aumentar las posibilidades de conflicto local en un 15%.
Los hallazgos también sugieren que los programas de ayuda pueden ser efectivos casi en cualquier contexto. A menudo se ha argumentado que las condiciones políticas adversas impiden el éxito de la asistencia; sin embargo, este estudio indica lo contrario. “Existen formas en que estos programas pueden tener efectos positivos sin consecuencias negativas”, dice Moscona.
Además, su investigación destaca que no hay una relación directa entre el establecimiento de programas y actividades estratégicas a largo plazo por parte de fuerzas no gubernamentales. Los efectos son más pronunciados en áreas con antecedentes recientes de violencia política y son mayores cuando se trata de recursos susceptibles a ser expropiados.
“Es más relevante si se manejan recursos fácilmente desviables como alimentos o dispositivos médicos”, añade Moscona.
Moscona también identificó una tendencia clara respecto al momento en que ocurre la violencia relacionada con la ayuda. Las confrontaciones armadas tienden a aumentar solo cuando comienzan a fluir los recursos deseados, no durante el establecimiento inicial del programa. “No se observa mucho conflicto al iniciar los proyectos; es cuando comienza el flujo monetario o material cuando surgen tensiones”, explica.
En conclusión, este estudio proporciona una explicación lógica para las variadas conclusiones alcanzadas por otros investigadores sobre el vínculo entre ayuda y conflicto. Si los programas no están igualmente bien administrados, es razonable pensar que sus resultados tampoco serán iguales.
Moscona espera que sus hallazgos contribuyan a cambiar la narrativa sobre la ayuda internacional: “Los datos sugieren que debemos ser menos pesimistas respecto a las posibles consecuencias negativas y reconocer que hay control sobre su administración”.