Un estudio del CSIC revela que la concentración de ozono en Marte es mayor de lo esperado, desafiando los modelos actuales y sugiriendo una química atmosférica desconocida en el planeta rojo.
Un estudio internacional liderado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), organismo vinculado al Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, ha revelado las primeras mediciones de ozono en la superficie de Marte. Este análisis, realizado con datos del róver Perseverance de la NASA, indica que la concentración de ozono en el planeta rojo es mayor a la anticipada y se encuentra a una altitud inferior en comparación con la atmósfera terrestre.
Los resultados, publicados en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), sugieren que es necesario revisar los conocimientos actuales sobre la química y composición atmosférica marciana. El ozono juega un papel crucial tanto en la química del aire cercano a la superficie como en la absorción de rayos ultravioleta (UV) en los planetas. Sin embargo, hasta ahora no se había podido caracterizar adecuadamente el ozono en la baja troposfera de Marte.
La baja troposfera es esa capa de la atmósfera que se extiende desde la superficie hasta aproximadamente 20 kilómetros de altura, donde ocurren fenómenos meteorológicos significativos como tormentas de polvo. La dificultad para medir el ozono en esta región se debe a las limitaciones tecnológicas de las naves espaciales que orbitan Marte y a los retos asociados con llevar instrumentos adecuados al planeta.
Daniel Viúdez Moreiras, investigador del CSIC en el Centro de Astrobiología (CAB) y primer autor del estudio, señala que “la necesidad de utilizar instrumentación muy precisa es uno de los principales desafíos, dado que la abundancia de ozono en Marte es mucho menor que en la Tierra”. Además, menciona que el polvo marciano puede interferir con las mediciones al depositarse sobre los detectores, lo cual requiere recalibraciones constantes.
Para abordar estos problemas, la misión Mars 2020 fue lanzada por la NASA en julio de 2020. El róver Perseverance, tras aterrizar en el cráter Jezero siete meses después, llevó consigo el primer detector de ozono como parte del instrumento MEDA (Mars Environmental Dynamics Analyzer). Este dispositivo actúa como una estación meteorológica y utiliza observaciones fotométricas discretas en UV para obtener datos sobre la abundancia total de ozono.
El detector ha registrado concentraciones entre 0.3 y 0.4 Unidades Dobson (UD), un sistema que mide el espesor del ozono atmosférico. Aunque estas cifras son significativamente más bajas que las registradas en la Tierra —que rondan las 300 UD— son consistentes con mediciones previas realizadas por satélites y superan lo previsto por modelos numéricos actuales.
Las observaciones indican que gran parte del ozono marciano se encuentra por debajo de los 20 kilómetros, lo cual contrasta con lo observado en la Tierra, donde alrededor del 90% del ozono está presente en la estratosfera. Además, los niveles medidos son entre tres y cuatro veces superiores a lo anticipado por modelos teóricos.
Alfonso Saiz López, investigador del Instituto de Química Física Blas Cabrera (IQF-CSIC), destaca que estos hallazgos cuestionan los conocimientos existentes sobre la química atmosférica marciana. “Es posible que aerosoles presentes en la atmósfera estén relacionados con este aumento inesperado o que existan reacciones químicas desconocidas cerca de la superficie”, añade Viúdez Moreiras.
Los investigadores concluyen subrayando la necesidad urgente de realizar observaciones sistemáticas desde Marte para complementar las obtenidas desde órbitas. También enfatizan que será esencial contar con instrumentos avanzados en futuras misiones para validar las observaciones actuales sobre el ozono realizadas por Mars 2020.
"Los recientes descubrimientos resaltan una vez más la importancia de profundizar nuestro entendimiento sobre la química atmosférica marciana", concluyen los expertos involucrados.