La bioimpresión 3D simultánea de materiales y células ha surgido durante los últimos años como una nueva tecnología para crear tejidos vivos que regeneren lesiones y órganos o que simulen entornos tumorales. Los materiales biocompatibles que existen actualmente para bioimpresión 3D poseen un amplio rango de temperatura de fundición para la impresión, cada uno con sus ventajas e inconvenientes.
Los biomateriales que funden a baja temperatura permiten imprimir células que mantienen una mayor viabilidad, pero suelen presentar un comportamiento mecánico y de biodegradabilidad bajo. Sin embargo, la gran mayoría de polímeros termoplásticos con propiedades mecánicas óptimas para aplicaciones en regeneración de cartílago aprobados para uso clínico, funde a altas temperaturas, por lo que la viabilidad celular disminuye en un proceso normal de bioimpresión denominado FDM (deposición de material fundido).
Además, las restricciones geométricas de bioimpresión cuando se utilizan polímeros termoplásticos que funden a altas temperaturas se basan en el hecho de que, para evitar el daño celular debido a la temperatura, se imprimen las mallas en zig-zag de manera que las células se colocan en los espacios intermedios y la siguiente capa se construye y se apoya en el termoplástico de la capa anterior.
Esta geometría, aunque evite el contacto de las células con el termoplástico recién impreso, presenta restricciones a las propiedades finales del andamio (“scaffold”) y limita el área de contacto interno para la adhesión celular.
En este estudio, que publica la revista Experimental Biology and Medicine, mediante el proceso de configuración de bioimpresión ‘VbV’se genera el andamio con la geometría y características deseadas y a continuación se introducen las células en las zonas requeridas, permitiendo una total flexibilidad en la elección del polímero utilizado, la geometría del andamio y la distribución celular.
Mediante este método se han conseguido resolver las complicaciones principales de las técnicas comunes de bioimpresión 3D: i) se puede utilizar con biomateriales ya aprobados clínicamente que funden a altas temperaturas, como el ácido poliláctico (PLA) y la policaprolactona (PCL), ii) no tiene restricciones en geometrías que podrían limitar la aplicación clínica de labioimpresión 3D en cartílago, iii) se pueden bioimprimir células de forma conjunta sin que se vea afectada la viabilidad de las mismas.
El método ha sido validado para la aplicación de lesiones de cartílago, pero es fácilmente trasladable a otro tipo de tejidos o incluso en la bioimpresión 3D de modelos tumorales. Por tanto, el uso de este proceso de biofabricación‘VbV’ 3D podría acelerar la aplicación clínica de la tecnología de bioimpresión.