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El 45% de los casos de demencia son prevenibles con cambios en el estilo de vida

Prevención demencia

José Enrique González | Viernes 08 de agosto de 2025

Un estudio revela que el 45% de los casos de demencia son prevenibles mediante cambios en el estilo de vida y factores sociales, destacando la importancia de intervenciones comunitarias.



Un reciente estudio revela que el 45% de los casos de demencia son prevenibles. Este hallazgo proviene de un artículo publicado en la revista Actas de Coordinación Sociosanitaria, coescrito por la profesora **María Victoria Zunzunegui Pastor**, de la Université de Montréal, y el profesor emérito **Félix Bermejo-Pareja**, de la Universidad Complutense de Madrid. El documento, titulado ‘La prevención de la demencia mediante cambios individuales y sociales’, destaca que una proporción significativa de casos de demencia puede ser atribuida a factores modificables.

Basándose en el último informe de la Comisión sobre la Demencia de The Lancet (2024), el estudio establece que aproximadamente el 45% de los casos se deben a 14 factores de riesgo que pueden ser alterados. Estos riesgos abarcan diversas etapas de la vida, desde la infancia hasta la vejez, e incluyen elementos como: baja escolaridad, pérdida auditiva, consumo excesivo de alcohol y tabaquismo, sedentarismo, traumatismos craneoencefálicos, obesidad y diabetes, depresión e hipertensión arterial, colesterol alto, contaminación atmosférica, pérdida de visión no corregida y aislamiento social.

Factores clave en la prevención de la demencia

El artículo también resalta que factores como la depresión o la contaminación atmosférica, que afecta al 75% de la población, tienen un impacto considerable en los casos atribuibles a demencia. Entre los factores más relevantes se encuentran la pérdida auditiva (7%), el colesterol alto (7%), la baja escolaridad (5%) y el aislamiento social (5%).

A pesar de las predicciones sobre una posible epidemia de demencia a finales del siglo XX, esta no se ha materializado en algunos países desarrollados. Este éxito se atribuye a mejoras en las condiciones de vida, aumento en los niveles educativos y un mejor manejo de trastornos crónicos. Aunque la incidencia ha disminuido en varias naciones occidentales, la prevalencia se mantiene estable debido al envejecimiento poblacional.

Intervenciones efectivas para reducir el deterioro cognitivo

El documento pone énfasis en las intervenciones multidominio como las implementadas en el proyecto World Wide FINGERS. El ensayo clínico FINGER, iniciado en Finlandia, demostró que una intervención multifactorial —que incluye guía nutricional, actividad física, entrenamiento cognitivo y control médico— puede ralentizar el deterioro cognitivo en personas mayores con riesgo elevado. Los efectos son aún más pronunciados en poblaciones con mayor susceptibilidad a desarrollar demencia.

En España, el estudio piloto **Goiz Zaindu-Basque FINGER** realizado en Beasain (Guipúzcoa) ha replicado con éxito este tipo de intervención. Este programa ha contado con el respaldo institucional local y ha demostrado una alta adherencia entre los participantes así como un menor deterioro cognitivo.

Desafíos para una intervención equitativa

No obstante, los autores del artículo advierten sobre dos desafíos cruciales para garantizar equidad y factibilidad en estas intervenciones:

  • El gradiente socioeconómico relacionado con los factores modificables; las poblaciones con bajos ingresos enfrentan mayores prevalencias y barreras económicas para su corrección.
  • La necesaria colaboración entre múltiples actores sociales: instituciones municipales, servicios sanitarios y sociales (especialmente atención primaria), sector privado y asociaciones ciudadanas.
  • Dada esta situación, Zunzunegui y Bermejo-Pastor hacen un llamado urgente a priorizar investigaciones evaluativas sobre intervenciones comunitarias para establecer bases científicas sólidas que respalden políticas públicas efectivas. Además, subrayan la importancia de abordar problemas como la pobreza infantil ya que las condiciones socioeconómicas familiares influyen significativamente en el riesgo futuro de deterioro cognitivo.

    En conclusión, el documento enfatiza que es fundamental adoptar una estrategia preventiva centrada en reducir los factores de riesgo a lo largo del ciclo vital. Asimismo, aboga por redistribuir recursos hacia intervenciones comunitarias sostenibles que propicien cambios duraderos tanto en comportamientos individuales como en normas sociales.

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