Un estudio revela un aumento del "peacemaking autoritario", donde potencias buscan resolver conflictos como el de Ucrania priorizando intereses estratégicos sobre soluciones duraderas, afectando la soberanía y justicia.
Un nuevo estudio revela un preocupante cambio en la dinámica de resolución de conflictos a nivel global, que se aleja de los enfoques tradicionales y se adentra en lo que se ha denominado “peacemaking autoritario”. Este fenómeno, impulsado por presiones políticas como las ejercidas por la administración de Donald Trump sobre Ucrania, sugiere que los acuerdos de paz están siendo moldeados más por intereses estratégicos que por el bienestar de las poblaciones afectadas.
La investigación, que será publicada en la revista Washington Quarterly, argumenta que el modelo clásico de mediación, basado en el derecho internacional y la negociación, ha sido erosionado en las últimas dos décadas. Los autores del estudio señalan que eventos como la guerra de Irak, el paradigma de seguridad post-11S y una creciente competencia global han debilitado las normas que antes guiaban la resolución de conflictos internacionales. Esto ha permitido a potencias como Estados Unidos y Rusia negociar acuerdos que priorizan sus propios intereses sobre la justicia y las necesidades de los pueblos involucrados.
El estudio también introduce el concepto de “Gestión del Conflicto Revisionista”, un enfoque que se basa en negociaciones transaccionales y acuerdos impuestos desde arriba, los cuales tienden a congelar los conflictos sin abordar sus causas subyacentes. Esta tendencia es observable no solo en Ucrania, sino también en diversas crisis a lo largo del Medio Oriente y Africa.
A medida que se intensifican los esfuerzos para poner fin al conflicto en Ucrania, las propuestas presentadas por Estados Unidos parecen favorecer las “realidades territoriales” rusas, limitando así el papel de Ucrania en un proceso donde su soberanía está claramente comprometida. Este escenario refleja preocupaciones expresadas en el estudio: los acuerdos de paz actuales corren el riesgo de ser definidos por actores externos, ignorando las voces locales.
Los investigadores destacan que la opinión pública ucraniana se opone firmemente a ceder territorio y exige una solución que restablezca fronteras y aborde abusos durante la guerra. La tensión entre estas expectativas populares y la presión geopolítica es un claro reflejo del cambio global descrito en el estudio.
"Al examinar el caso ucraniano bajo esta óptica, nuestra investigación ofrece una advertencia más amplia sobre el sistema internacional", afirma Oliver Richmond, profesor de Relaciones Internacionales y Estudios de Paz en la Universidad de Manchester. Según Richmond, a medida que el poder global se fragmenta y las normas tradicionales se debilitan, la naturaleza misma de la mediación está experimentando transformaciones significativas.
El conflicto ucraniano podría convertirse en un ejemplo definitorio de cómo es la paz en un mundo donde la lógica autoritaria moldea cada vez más los resultados diplomáticos.