Con la llegada del verano, aumenta el riesgo de intoxicaciones alimentarias, especialmente en grupos vulnerables. Pablo Barcina, coordinador de UCAM Nutrición, advierte que las altas temperaturas favorecen la proliferación de bacterias peligrosas. Para prevenir estos problemas, es crucial seguir medidas simples como mantener los alimentos refrigerados y cocinarlos adecuadamente. La seguridad alimentaria no debe descuidarse, incluso durante las vacaciones.
Con la llegada del verano, el aumento de las temperaturas elevadas incrementa el riesgo de intoxicaciones alimentarias, un problema especialmente grave para grupos vulnerables como personas mayores, niños, embarazadas o individuos con sistemas inmunitarios comprometidos. Pablo Barcina Pérez, coordinador de la clínica UCAM Nutrición y profesor en la Facultad de Farmacia y Nutrición de la Universidad Católica de Murcia, advierte sobre esta situación: “El calor alegra a las personas… y a las bacterias también”.
Barcina señala que, aunque muchos asocian estos problemas de salud con el consumo de alimentos en mal estado o comidas fuera del hogar, la realidad es que muchos episodios podrían evitarse con medidas sencillas. “La seguridad alimentaria no debería tomarse vacaciones, especialmente cuando el calor crea el ambiente ideal para la proliferación de bacterias”, enfatiza.
Las bacterias responsables de intoxicaciones, como Salmonella, Clostridium perfringens o Bacillus cereus, se multiplican más rápidamente en temperaturas entre 8°C y 50°C. Algunas pueden duplicar su número cada 10-15 minutos bajo condiciones favorables. Un simple descuido, como dejar una ensalada al sol o transportar carne sin refrigeración, puede tener consecuencias graves.
Barcina añade que hay estudios que indican que el riesgo no solo proviene del consumo doméstico. Existe un efecto retardado de 2 a 5 semanas entre los picos de calor y el aumento en los casos de intoxicación, lo que sugiere que también influyen las condiciones previas en la producción, distribución y almacenamiento industrial de los alimentos.
Entre los errores más comunes que propician estas intoxicaciones, Barcina menciona dejar alimentos cocinados a temperatura ambiente, usar utensilios contaminados entre crudos y cocidos, transportar comida sin refrigeración o confiar exclusivamente en el aspecto u olor del alimento como medida de seguridad.
Para prevenir estos riesgos, se recomienda mantener el frigorífico por debajo de los 5°C y cocinar los alimentos a temperaturas superiores a los 70°C. Además, es fundamental descongelar siempre en la nevera y lavar adecuadamente frutas y verduras, incluso aquellas que se pelan. También se aconseja evitar la mayonesa casera en comidas al aire libre y no reutilizar envases sin lavarlos previamente.
Refrigerar las compras lo antes posible y evitar consumir platos que deban estar fríos pero ya no lo están son otras recomendaciones clave para garantizar una alimentación segura durante los meses más cálidos.