Un estudio del Instituto de Salud Carlos III revela cómo la pandemia de COVID-19 afectó los diagnósticos y el uso de servicios de salud mental en siete países europeos. Se observaron interrupciones en el acceso a recursos sanitarios para tratar la depresión y ansiedad, especialmente entre marzo y abril de 2020. Los hallazgos son cruciales para mejorar la gestión de futuras crisis sanitarias y resaltar la necesidad de un modelo común de datos en salud pública.
Un reciente estudio publicado en la revista European Journal of Public Health, liderado por un equipo del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) en España, ha revelado los cambios significativos en los diagnósticos de salud mental y el uso de servicios sanitarios durante la pandemia de COVID-19 en siete países europeos. Este conocimiento es crucial para futuras investigaciones y para la toma de decisiones en salud pública ante crisis similares.
La investigación forma parte del proyecto europeo Population Health Information Research Infrastructure (PHIRI), que involucra a 32 instituciones europeas. En representación de España, el ISCIII participa mediante el Centro Nacional de Epidemiología (CNE), bajo la dirección de destacados investigadores como Carmen Rodríguez Blázquez, César Garriga y Maria João Forjaz. El equipo ya había realizado anteriormente un análisis sobre los impactos directos de la COVID-19.
El objetivo principal del estudio fue desarrollar un caso práctico que sirviera a las políticas de salud pública y a la gestión de la pandemia, así como facilitar investigaciones futuras mediante métodos escalables y reproducibles. Junto al equipo del ISCIII, participaron también investigadores como Enrique Bernal y Francisco Estupiñán, quienes forman parte de la red cooperativa RICAPPS (Red de Investigación en Cronicidad, Atención Primaria y Promoción de la Salud).
Los cambios en salud mental y el uso de servicios sanitarios se analizaron mensualmente, enfocándose en diagnósticos, prescripciones y visitas relacionadas con depresión y ansiedad en cinco países (Austria, Estonia, Finlandia, Letonia y Rumanía), además de Gales (Reino Unido) y Aragón (España). Los datos abarcan tanto el periodo anterior a la pandemia como los primeros meses tras su declaración.
Este análisis ha permitido crear una infraestructura europea federada para el manejo de datos en salud pública, procesando información localmente en cada país mientras se respeta la normativa europea sobre protección de datos. A partir de registros sanitarios reales, los investigadores calcularon tasas de diagnóstico y prescripción de antidepresivos y ansiolíticos, así como visitas a atención primaria, hospitalaria o urgencias por problemas relacionados con la salud mental.
Los resultados indican que hubo interrupciones significativas en el uso de recursos sanitarios para tratar depresión y ansiedad entre marzo y abril de 2020, coincidiendo con las restricciones impuestas a la movilidad. Tras el inicio oficial de la pandemia, se observó una disminución en los diagnósticos relacionados con estos trastornos en Rumanía, Aragón y Gales. Además, las visitas a atención primaria se redujeron notablemente en Rumanía y Gales, mientras que aumentaron en Letonia.
Los autores subrayan que estos hallazgos tienen importantes implicaciones para gestionar futuras crisis sanitarias. La creación de un modelo común para manejar datos es un proceso complejo que requiere armonizar diversas fuentes dentro y entre distintos sistemas sanitarios europeos.