Un estudio revela el aumento de la gravedad de las autolesiones no suicidas entre adolescentes durante la pandemia por covid-19
Una investigación liderada por el profesor Xavier Sanz, del grado en Psicología de la Universidad Católica de Valencia (UCV), ha puesto de manifiesto que, aunque la prevalencia de las autolesiones no suicidas (ANS) entre los adolescentes españoles no se incrementó durante la pandemia, sí se observó un notable aumento en su gravedad y complejidad. Este estudio destaca un uso más amplio de métodos autolesivos y una mayor carga emocional asociada a estas conductas.
Los hallazgos forman parte de la tesis doctoral defendida por Sanz en la UCV, donde se profundiza en los factores psicológicos que influyen en las ANS en un contexto marcado por una crisis sanitaria. El análisis revela que una disminución del sentido de la vida y estilos de apego inseguros, especialmente el apego desorganizado, están estrechamente relacionados con un mayor riesgo de autolesionarse. Además, experiencias traumáticas en la infancia, como el maltrato o la negligencia emocional, actúan como catalizadores que agravan estas conductas.
Aumento significativo en las conductas autolesivas
El profesor Sanz explica que “la pandemia fue un contexto particularmente desafiante para la salud mental de los jóvenes”. A pesar de que el número total de adolescentes que se autolesionan no aumentó, quienes ya presentaban estas conductas experimentaron una intensificación significativa, utilizando métodos más variados y enfrentando cargas emocionales más pesadas.
El sentido en la vida emerge como un factor protector crucial; aquellos jóvenes que perciben su existencia con propósito muestran menos inclinación a las ANS. En contraste, los adolescentes con estilos de apego inseguros y antecedentes traumáticos son más propensos a desarrollar estas conductas.
Incremento alarmante en métodos autolesivos
La tesis doctoral, supervisada por María José Beneyto y Blanca Gallego, continúa una línea investigativa iniciada en 2017. En esta fase reciente, se realizaron encuestas y entrevistas a 3.796 adolescentes españoles entre 11 y 19 años. Los resultados revelan un aumento alarmante en diversas formas comunes de autolesión durante la crisis sanitaria: golpear el cuerpo pasó del 46,8 % al 75,1 %, rascarse con fuerza del 50 % al 74,8 %, y morderse del 41 % al 70 %. También se registraron incrementos significativos en comportamientos más graves como quemarse.
Además, se ha detectado un preocupante inicio temprano de estas conductas entre jóvenes menores de 12 años. Según Sanz, “cuanto más temprana es la aparición de las ANS, mayor es su gravedad y el riesgo de cronificación”. El investigador advierte que “un niño no debería necesitar una forma tan extrema de autorregulación” y subraya que estas conductas están fuertemente relacionadas con el suicidio.
Intervención temprana como clave para prevenir autolesiones
Sanz también enfatiza la importancia crítica de la intervención temprana y el apoyo emocional para evitar el agravamiento de las ANS. Entre sus recomendaciones destaca la creación de programas educativos destinados a fortalecer tanto el sentido vital como las habilidades emocionales. Asimismo, aboga por formar a profesionales en salud y educación para identificar factores de riesgo asociados al apego y trauma.
El profesor sostiene que “la prevención no puede comenzar en secundaria o bachillerato”, dado que muchas veces las conductas autolesivas ya han comenzado antes. Propone iniciar intervenciones mucho antes, incluso desde etapas infantiles, para detectar situaciones emocionales difíciles o altos niveles de estrés.
Sanz también resalta la necesidad urgente de evitar que las unidades psiquiátricas sean vistas como el único refugio para muchos adolescentes vulnerables. Si bien reconoce su importancia en situaciones críticas, advierte sobre el peligro del uso excesivo como única vía para encontrar amparo emocional.
Para abordar esta problemática es fundamental fortalecer el papel protector tanto de las familias como del entorno escolar. Muchos docentes han logrado convertirse en figuras clave para adolescentes en situaciones emocionales complicadas sin contar con formación específica en psicología. Finalmente, ante la creciente búsqueda de espacios seguros a través de redes sociales —lo cual presenta sus propios riesgos— Sanz aboga por capacitar a toda la comunidad alrededor del adolescente para ofrecer contención real y saludable.