Un estudio de la Universidad de Manchester destaca la necesidad de que las ciudades apoyen a los mayores para que puedan vivir en sus hogares, enfrentando desafíos como la desigualdad y la falta de servicios.
Con motivo del próximo Día Internacional de las Personas Mayores, un reciente estudio de la Universidad de Manchester ha lanzado un llamado a las ciudades para que implementen más medidas de apoyo a los ancianos que desean permanecer en sus hogares y comunidades mientras envejecen.
La investigación, publicada en el European Journal of Ageing, aborda el concepto de *“envejecimiento en el lugar”*, una política centrada en permitir que los adultos mayores vivan bien en su hogar y vecindario elegidos durante el mayor tiempo posible. Aunque esta perspectiva es generalmente considerada positiva, el estudio subraya que muchas áreas urbanas no ofrecen los apoyos necesarios para convertirla en una realidad.
El equipo de investigación señala que las crecientes desigualdades, los recortes en los servicios públicos y la privatización de espacios urbanos dificultan a muchos ancianos acceder al apoyo que requieren. Las comunidades más desfavorecidas enfrentan especialmente la pérdida de instalaciones como bibliotecas, centros comunitarios y vivienda asequible, recursos esenciales para el bienestar en la tercera edad.
“La mayoría de las personas desea permanecer en sus hogares al envejecer, pero esto solo es factible si las comunidades que les rodean son solidarias”, afirmó la autora principal, Dr. Tine Buffel. “Actualmente, demasiados residentes mayores se sienten aislados o invisibles en sus propios vecindarios. Necesitamos nuevas formas de organizar la vida comunitaria para que las personas puedan contar unas con otras, más allá del apoyo familiar o de servicios sobrecargados.”
El estudio también examina ejemplos innovadores a nivel mundial que podrían ayudar a abordar este problema. Entre ellos se encuentran:
Cada uno de estos modelos presenta beneficios, desde la reducción de ingresos hospitalarios hasta el fortalecimiento de vínculos sociales; sin embargo, también enfrentan desafíos como presiones financieras y la tendencia a excluir a grupos más desfavorecidos.
Los investigadores proponen que el siguiente paso consiste en concebir el envejecimiento en el lugar como una empresa colaborativa: un esfuerzo basado en la acción colectiva, recursos compartidos y planificación con la participación directa de los propios mayores. Además, hacen un llamado para que la planificación urbana sea menos *ageista*, señalando que muchos proyectos de regeneración urbana priorizan a jóvenes profesionales sobre residentes mayores.
El estudio concluye afirmando que el envejecimiento en el lugar solo podrá tener éxito si comunidades, consejos municipales, organizaciones benéficas y ancianos trabajan juntos. Sin esta colaboración, muchos podrían verse imposibilitados para vivir independientemente o quedar “atrapados” en viviendas inadecuadas y comunidades desatendidas.
"Las ciudades necesitan dejar de ver a las personas mayores como una carga y comenzar a reconocerlas como ciudadanos activos capaces de moldear el futuro de la vida urbana; el envejecimiento debe ser considerado una parte normal del vivir en la ciudad, no un problema por resolver", dice Dr. Tine Buffel.