El programa MIT Global Seed Funds, lanzado en 2008, ha financiado más de 1,300 proyectos de investigación impactantes en más de 20 países, promoviendo colaboraciones internacionales y soluciones a desafíos globales.
Desde su lanzamiento en 2008, el programa de Fondos Globales de Semilla del MIT (GSF) ha otorgado aproximadamente $30 millones a más de 1,300 proyectos de investigación de alto impacto en todo el mundo. Este esfuerzo ha propiciado colaboraciones significativas en temas que abarcan desde vacunas contra la fiebre porcina hasta la deforestación del Amazonas, pasando por el estudio del “moco de coral” en la isla japonesa de Okinawa y la creación de un laboratorio educativo impulsado por inteligencia artificial en la universidad más antigua de Nigeria.
El GSF, administrado por el Centro para Estudios Internacionales del MIT (CIS), está diseñado para investigadores y profesores del MIT. Su estructura de financiamiento es única, ya que incluye un fondo general para uso geográfico no restringido y más de 20 fondos específicos destinados a universidades, regiones y países individuales.
Los proyectos financiados por el GSF abordan desafíos críticos que requieren soluciones internacionales, resultando en patentes, cambios en políticas públicas y artículos publicados en revistas como Nature y Science. Entre los proyectos destacados este año se encuentran las muletas modulares del profesor Hugh Herr para personas con discapacidades en Sierra Leona, modelos de lenguaje desarrollados por el científico investigador Paolo Santi para predecir el consumo energético en supermercados, y terapias con ARNm para la esclerosis lateral amiotrófica (ALS) lideradas por el profesor Ernest Fraenkel.
Justin Leahey, director asistente del GSF, destaca que el programa ha crecido exponencialmente a lo largo de los años, expandiéndose recientemente a países como República Checa, Noruega y Eslovaquia. A partir del otoño de 2025, también se incluirá a Hungría. Este año se presentaron alrededor de 300 propuestas de investigación, muchas de las cuales involucraron activamente a estudiantes tanto de posgrado como de pregrado.
Un aspecto central del trabajo del GSF es el concepto de “intercambio recíproco”, donde colaboradores dentro y fuera del MIT comparten sus trabajos e ideas en un marco igualitario. La investigadora neurológica Raffaella Gozzelino, quien colabora estrechamente con el profesor Jacquin Niles, afirma que la investigación tiene un mayor impacto cuando se integra el conocimiento especializado con realidades locales para ofrecer soluciones a desafíos nacionales.
Cindy Xie, estudiante de maestría, menciona que su tesis surgió durante una pasantía apoyada por el GSF en Cabo Verde. Allí trabajó con Niles y Gozzelino explorando cómo el cambio climático afecta la anemia en Santiago, la isla más grande del país. Xie destaca cómo los problemas relacionados con la nutrición, el clima y las infecciones están interconectados y cómo esto impacta a las comunidades locales.
"Aunque este enfoque multidisciplinario presenta desafíos durante la implementación del proyecto, ha generado percepciones valiosas que contextualizan nuestra investigación dentro de las experiencias comunitarias", señala Xie.
Gozzelino enfatiza que observar cómo la investigación científica puede trascender fronteras académicas es significativo. Al investigar los efectos del cambio climático sobre enfermedades infecciosas y nutrición en Cabo Verde, su equipo busca desarrollar un marco que informe directamente políticas públicas.
"Contribuir a un proyecto que resalta la importancia de integrar conocimientos científicos en la toma de decisiones protegerá a poblaciones vulnerables", concluye Gozzelino. Esta colaboración demuestra cómo las alianzas internacionales pueden fortalecer capacidades locales para enfrentar desafíos globales.
Dentro del contexto caboverdiano, Amulya Aluru, otra estudiante involucrada en el proyecto, tuvo la oportunidad de interactuar con funcionarios locales y establecer conexiones significativas. Esto le permitió reconocer "el poder de las relaciones interpersonales" en la investigación sobre salud pública. La estructura del financiamiento GSF le proporcionó una experiencia única al contar con mentores y colegas en tres países diferentes: Cabo Verde, Estados Unidos y Portugal.
"Este tipo de intercambio cultural me permitió enriquecer mi investigación desde diversas perspectivas", comenta Aluru. Por su parte, Xie también valora profundamente las relaciones a largo plazo forjadas durante este proyecto entre Santiago y Boston.
Bajo esta premisa colaborativa, los Fondos Globales de Semilla han demostrado ser no solo una fuente financiera sino un catalizador para convertir asociaciones temporales en colaboraciones duraderas e impactantes. El éxito continuo del GSF radica en su naturaleza sinérgica e interdisciplinaria.
Las solicitudes para los Fondos Globales de Semilla están abiertas actualmente, con fecha límite hasta el 16 de diciembre.