Stefano Zamagni destaca que la falta de espacios relacionales en las ciudades afecta la felicidad y la democracia, abogando por un modelo urbano que priorice el bienestar colectivo y la sostenibilidad.
Stefano Zamagni, profesor de Economía Política en la Universidad de Bolonia, ha lanzado una grave advertencia sobre el futuro de las ciudades contemporáneas. Durante su intervención en el congreso anual EU-CONEXUS, celebrado en la Universidad Católica de Valencia (UCV), Zamagni destacó que **la falta de espacios de relación** está poniendo en riesgo tanto la felicidad de las personas como la salud de la democracia.
El economista italiano enfatizó que “las ciudades están perdiendo su dimensión humana, relacional y comunitaria”. En este sentido, instó a repensar el modelo urbano actual con el fin de recuperar la armonía entre desarrollo, naturaleza y bienestar colectivo. Según Zamagni, hasta el siglo XVIII, Europa se caracterizaba por un modelo de civitas, centrado en la comunidad y el espíritu. Sin embargo, con la llegada de la Revolución Industrial, se inició una transformación hacia un modelo de urbs, enfocado en el capital y la acumulación material.
Zamagni argumentó que esta evolución ha desencadenado una crisis de sostenibilidad que afecta especialmente a las áreas urbanas costeras. Identificó cuatro factores clave en esta transformación: **la especulación inmobiliaria**, **la gentrificación**, **la concentración del conocimiento** en polos tecnológicos y **la expansión del modelo urbano industrial**. En particular, subrayó que “la gentrificación es una nueva forma de exclusión social” que expulsa a las clases populares mediante mecanismos económicos.
El académico también alertó sobre el impacto ambiental del actual modelo urbano: “Estamos destruyendo nuestro entorno natural”, advirtió, señalando que los gases contaminantes amenazan no solo la vida humana sino también el ecosistema que nos sostiene. Para Zamagni, la raíz del problema radica en una visión reduccionista de la economía que ignora la dimensión interpersonal. “El error ha sido pensar que el ser humano puede vivir solo de bienes privados y públicos; también necesitamos bienes relacionales y comunes”, explicó.
Definió los bienes relacionales como aquellos que surgen del encuentro y diálogo entre personas, mientras que los bienes comunes deben ser gestionados por la comunidad. Recordó las contribuciones de Elinor Ostrom, quien demostró que “la cooperación comunitaria es esencial para preservar los bienes comunes”.
Un llamado a Europa por la sostenibilidad urbana costera
Zamagni hizo un llamado a incorporar la sostenibilidad urbana costera en la agenda institucional europea. “La Unión Europea debe incluir este reto en su programa de acción”, insistió, ya que está en juego no solo **la convivencia humana**, sino también **el equilibrio entre cultura y naturaleza**. Propuso un cambio cultural y arquitectónico basado en conceptos que fomenten el encuentro y cooperación entre ciudadanos.
En otro momento del congreso, Juan Sapena, catedrático del departamento de Economía en UCV, moderó una mesa redonda titulada ‘Modelos económicos sostenibles’. Sapena enfatizó que “la sostenibilidad no es opcional; es imperativa”. También destacó que algunos sectores financieros ya están incorporando indicadores sobre sostenibilidad en sus evaluaciones.
Sapena estuvo acompañado por expertos como Pablo Fernández, Helen Hughes y Pierre Labardin. En su discurso final, José María Tormos agradeció a todos los involucrados en la organización del congreso. Por su parte, Zvjezdan Penezic subrayó los esfuerzos conjuntos para dar forma al futuro inteligente y resiliente de las ciudades costeras europeas.
A medida que se avanza hacia un futuro más sostenible, queda claro que **el objetivo fundamental debe ser siempre la felicidad de las personas**, un principio esencial para guiar cualquier estrategia de desarrollo sostenible.