Investigadores de las universidades de Córdoba y Granada han mejorado la resolución de datos climáticos mensuales desde hace 22.000 años hasta 2100, alcanzando una precisión de 11 x 11 km. Este avance permitirá realizar estudios más específicos sobre la biodiversidad y predecir cómo responderán los ecosistemas a los cambios climáticos futuros. La investigación proporciona herramientas útiles para la gestión de especies y conservación en áreas críticas como el Mediterráneo Occidental.
El estudio del clima futuro se convierte en prioridad
La comprensión del clima del futuro representa uno de los grandes retos contemporáneos, siendo fundamental para el análisis de la biodiversidad y la elaboración de predicciones sobre el comportamiento de las especies a largo plazo. Para anticipar cómo podría comportarse un bosque de pinsapos dentro de dos siglos, es esencial contar con modelos climáticos que proyecten cambios futuros.
Diego Nieto, investigador del grupo de Biología Vegetal Básica y Aplicada de la Universidad de Córdoba, señala: “Al desarrollar modelos climáticos, es crucial validar su funcionamiento. Dado que no podemos prever el clima futuro, utilizamos datos históricos reales para comprobar su eficacia”. Según Nieto, si las proyecciones hacia el pasado son precisas, estos modelos se convierten en herramientas valiosas para entender cómo ha evolucionado la vegetación y la diversidad en función del clima.
Uno de los principales obstáculos en el estudio del clima y la vegetación histórica radica en que los modelos climáticos suelen operar con resoluciones amplias, abarcando áreas extensas (entre 150 y 250 km). Esto dificulta la realización de estudios específicos en regiones concretas como el área mediterránea.