Investigadores de la Universidad RWTH Aachen realizaron un estudio con 1,100 personas sobre la percepción de la inteligencia artificial, destacando que los beneficios percibidos son clave para su aceptación social.
Investigadores de la Universidad RWTH Aachen han realizado un estudio sobre la percepción social de la inteligencia artificial (IA). Este análisis se centra en si los beneficios percibidos de la IA influyen en su aceptación por parte de la sociedad. Para ello, se encuestaron a 1,100 personas en Alemania sobre diversas aplicaciones de IA, abarcando desde la conducción autónoma hasta su uso en el ámbito médico y militar.
La investigación plantea preguntas cruciales: ¿se considera la IA una oportunidad o un riesgo? ¿En qué medida se alinea con nuestros valores? Los participantes evaluaron 71 escenarios específicos relacionados con la IA, analizando la probabilidad de implementación de estas tecnologías, así como los riesgos y beneficios personales asociados.
Los resultados revelan que muchas aplicaciones de IA son vistas como probables, aunque no necesariamente deseables. Por ejemplo, las aplicaciones en el sector salud o aquellas que ayudan a personas mayores fueron valoradas positivamente y consideradas seguras. En contraste, las aplicaciones militares, especialmente aquellas relacionadas con decisiones autónomas sobre vida o muerte, fueron calificadas como indeseables.
El estudio también profundiza en cómo se forma la opinión pública sobre la IA. Según Dr. Philipp Brauner, líder del estudio, “la opinión pública sobre la IA puede explicarse sorprendentemente bien mediante un simple análisis de riesgo-beneficio”. Es notable que **los beneficios percibidos tienen más peso que los riesgos** en esta evaluación.
Otro hallazgo importante es que las personas con menor comprensión técnica tienden a ver más riesgos en las aplicaciones de IA y menos beneficios. “Cuanto mejor entiendan las personas cómo funciona la IA, más podrán clasificar estas aplicaciones de manera abierta y crítica”, señala Brauner. Esto subraya la necesidad urgente de educación y concienciación sobre el tema, idealmente comenzando desde el ámbito escolar.
Un ejemplo claro del enfoque contradictorio hacia la IA se observa en cómo reaccionan las personas ante afirmaciones como “la IA sabrá todo sobre mí”. Aunque esta afirmación es considerada negativa, muchos usuarios comparten voluntariamente información personal detallada en redes sociales o chatbots. “Esto refleja el llamado ‘paradoja de privacidad’: las personas expresan preocupaciones pero a menudo actúan de manera opuesta”, explica Brauner.
El estudio enfatiza que para implementar aplicaciones de IA efectivamente, es fundamental desarrollar habilidades que permitan evaluar innovaciones tecnológicas y discernir entre expectativas erróneas y conocimientos incorrectos. Además, es esencial sopesar los pros y contras de integrar socialmente estas tecnologías. “Quienes deseen introducir o debatir sobre aplicaciones de IA deben comunicar abiertamente los beneficios percibidos. Solo cuando se considere útil aumentará la aceptación y apoyo hacia el uso de tecnologías basadas en IA alineadas con nuestros valores”, concluye Brauner.