Gi Group Holding ha identificado cuatro tipos de 'vampiros emocionales' en el entorno laboral: quejica crónico, drama king/queen, pasivo-agresivo y el que todo lo sabe. Estos perfiles pueden drenar la energía y motivación del equipo, afectando negativamente el ambiente de trabajo. Para combatir su impacto, se sugieren estrategias como establecer límites claros, evitar confrontaciones, rodearse de personas positivas y aprender a desconectar emocionalmente. Fomentar un bienestar emocional en la empresa es clave para mejorar la productividad y fortalecer los resultados organizacionales.
En el contexto laboral contemporáneo, la creación de un ambiente colaborativo y positivo se ha vuelto crucial para garantizar tanto la productividad como el bienestar de los empleados. No obstante, la presencia de vampiros emocionales, un término que ha ganado notoriedad en el ámbito psicológico y que se popularizó aún más gracias a la serie Lo que hacemos en las sombras, puede obstaculizar estos esfuerzos al drenar la energía y motivación del equipo.
Desde Gi Group Holding, una multinacional dedicada a ofrecer soluciones integrales en recursos humanos, se han analizado los perfiles de estos vampiros emocionales y las estrategias más efectivas para manejarlos y protegerse de su influencia negativa.
La investigación realizada por Gi Group Holding ha identificado cuatro tipos predominantes de vampiros emocionales que pueden impactar negativamente en el entorno laboral:
A continuación, se presentan algunas estrategias recomendadas para protegerse de estos individuos perjudiciales:
Ana Ruiz, Learning & People Development Manager de Gi Group Holding, enfatiza la importancia de "fomentar una cultura donde se priorice el bienestar emocional", señalando que esto representa una inversión clave para las empresas. Reconocer estos problemas y actuar proactivamente fortalece tanto al equipo como los resultados del negocio.
Gi Group Holding ha identificado cuatro perfiles comunes de vampiros emocionales que pueden afectar negativamente el ambiente laboral: el quejica crónico, el drama king/queen, el pasivo-agresivo y el que todo lo sabe.
El quejica crónico nunca está satisfecho y siempre encuentra algo negativo que señalar. Su principal impacto es agotar la energía del equipo, contagiando su negatividad.
Este perfil convierte cada pequeño problema en una tragedia y busca protagonismo constantemente, complicando el trabajo y creando un ambiente tenso.
La persona pasivo-agresiva no expresa sus sentimientos directamente, dejando caer comentarios envenenados que generan tensión e incomodidad en el equipo.
Este tipo de vampiro emocional se cree experto en todo, corrige a los demás y nunca reconoce sus logros, desmotivando y frustrando a sus compañeros.
Algunas estrategias incluyen establecer límites claros, no entrar en su juego, rodearse de personas positivas, aprender a desconectar y gestionar con inteligencia si es un superior.