Investigaciones de la Universidad de Warwick y Cranfield muestran que la selección genética en cultivos, especialmente arroz, puede reducir emisiones de metano sin afectar los rendimientos, contribuyendo a la sostenibilidad agrícola.
La selección genética tiene el potencial de ayudar a agricultores y criadores a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero provenientes de los cultivos, especialmente en el caso del arroz, según un estudio realizado por la Universidad de Warwick y la Universidad de Cranfield.
La intensificación agrícola para satisfacer la demanda alimentaria global ha convertido a este sector en uno de los mayores emisores de gases de efecto invernadero (GEI). Si bien se conoce que prácticas como el uso de fertilizantes nitrogenados impulsan las emisiones de óxido nitroso (N?O), también es cierto que las variedades de cultivos influyen en estas emisiones. Hasta ahora, no estaba claro cuáles variedades lograban un mejor equilibrio entre altos rendimientos y menores emisiones de GEI.
Un nuevo estudio, publicado en Frontiers in Agronomy, ha llevado a cabo la primera comparación global sobre el impacto de las variedades de cultivos en los GEI. La investigación revela que la elección de la variedad del cultivo (en particular, el arroz) tiene un efecto más significativo sobre las emisiones de metano (CH?) que la gestión del fertilizante, un hallazgo crucial dado el papel fundamental del arroz en el suministro alimentario mundial.
Conor Walthall, investigador asociado en la Universidad de Warwick, afirmó: “Este estudio abarcó trigo, maíz, canola, soja y especialmente arroz. El arroz es el alimento básico para más de la mitad de la población mundial, pero los campos inundados donde se cultiva representan más del 10% de las emisiones globales de metano —un gas con un potencial más de 25 veces superior al CO?—. Al seleccionar genotipos de arroz con menores emisiones de metano sin reducir los rendimientos, podemos aumentar la seguridad alimentaria y disminuir el impacto climático de la agricultura”.
A través del análisis de 180 genotipos agrícolas provenientes de ensayos alrededor del mundo, los investigadores descubrieron varios puntos clave:
Características del cultivo como la estructura radicular, eficiencia en el uso del nitrógeno e interacciones con el suelo influyen en las emisiones de GEI y pueden ser objeto de cría selectiva. Los hallazgos sugieren que si bien la gestión del fertilizante sigue siendo esencial, los programas de cría deberían priorizar rasgos genéticos que reduzcan las emisiones de metano.
Dra. Alice Johnston, autora principal y profesora en Ciencia Ambiental en Cranfield University, quien supervisó a Conor durante su doctorado allí, añadió: “Nuestro análisis muestra que la genética juega un papel clave en las emisiones de metano en el arroz, ofreciendo nuevas oportunidades para alinear la cría con objetivos climáticos. La cría puede ayudar, pero también necesitamos más ensayos en campo que midan los impactos del genotipo sobre los GEI en condiciones agrícolas reales y una variedad amplia de tipos de cultivos para asegurar que los avances se traduzcan en práctica”.
Este estudio representa la primera síntesis global que separa los efectos del genotipo y del fertilizante sobre las emisiones agrícolas. Los autores sostienen que es imprescindible integrar la genética vegetal dentro de las estrategias futuras para reducir gases efecto invernadero en agricultura.
FIN
Notas para editores:
El artículo titulado “A global synthesis of genotypic variation in crop greenhouse gas emissions under variable nitrogen fertilisation” está publicado en Frontiers Agronomy.