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Desarrollan el primer inventario global del carbono en praderas submarinas

Carbono submarino

José Enrique González | Miércoles 05 de noviembre de 2025

Un estudio del CSIC presenta el primer inventario mundial del carbono almacenado en praderas submarinas, destacando su capacidad para mitigar el cambio climático al capturar y almacenar CO₂.



Las praderas submarinas, comúnmente denominadas bosques azules, se destacan como uno de los ecosistemas más productivos y biodiversos del planeta. A pesar de ocupar menos del 0,2 % del océano mundial, estos ecosistemas son capaces de almacenar más del 10% del dióxido de carbono que los océanos absorben anualmente. Un reciente estudio internacional, liderado por el Centro de Estudios Avanzados de Blanes (CEAB-CSIC), ha realizado el primer inventario global que cuantifica la contribución de estas praderas en la lucha contra el cambio climático. Los hallazgos han sido publicados en la prestigiosa revista Nature Communications.

El inventario revela que las praderas fanerógamas o plantas marinas actúan como sumideros de carbono azul, capturando y almacenando el dióxido de carbono atmosférico. Este trabajo proporciona datos sobre la cantidad de CO? que estas praderas logran captar y almacenar, así como su capacidad para transformar carbono en biomasa vegetal. Según Òscar Serrano, investigador del CEAB-CSIC y coordinador del estudio, “esto permite cuantificar el papel de cada región y cada tipo de pradera en el ciclo del carbono”.

Importancia ecológica y cifras impactantes

En términos globales, las hojas, rizomas y raíces de las plantas oceánicas son capaces de retener hasta 40 millones de toneladas de carbono a nivel mundial. Un ejemplo notable son las praderas submarinas de Posidonia, una especie endémica del Mar Mediterráneo que se extiende hasta profundidades de 45 metros. Estas praderas no solo son vitales para mantener la claridad del agua y proteger las costas contra la erosión, sino que también desempeñan un papel crucial en la mitigación del cambio climático.

A pesar de su limitada extensión —entre 160.000 y 260.000 km2 a nivel mundial—, son capaces de capturar uno de los gases más perjudiciales para el calentamiento global (dióxido de carbono), almacenándolo en sus estructuras vegetales mediante procesos fotosintéticos. De hecho, estos ecosistemas son tan eficientes que pueden acumular hasta 1,5 toneladas de carbono por hectárea y fijar casi siete toneladas anuales.

Diversidad según tipos y regiones

El estudio también destaca cómo la capacidad para capturar carbono varía según el género vegetal. Las praderas formadas por géneros persistentes, como las Posidonia, tienden a acumular más carbono a largo plazo, mientras que los géneros colonizadores presentan un crecimiento rápido y una alta capacidad para capturar CO? anualmente.

Además, se observan diferencias significativas entre regiones. Por ejemplo, en el Mediterráneo, las praderas suelen retener gran cantidad de carbono bajo el suelo marino pero tienen un ritmo moderado de captura anual. En contraste, áreas como el Pacífico norte o el Atlántico templado albergan plantas más pequeñas pero con un crecimiento acelerado que les permite capturar más CO?.

Pérdida y conservación: un llamado urgente

A pesar de su importancia ecológica, las praderas marinas enfrentan constantes amenazas debido a la urbanización desmedida, la contaminación y el calentamiento global. Se estima que su pérdida genera entre 154 y 256 gigagramos de dióxido de carbono equivalente al año solo a partir de partes vivas. Australia, España, México, Italia y Estados Unidos concentran más del 80% de estas emisiones vinculadas a la desaparición de estos ecosistemas.

Los investigadores subrayan la necesidad urgente de proteger estos hábitats naturales como una estrategia eficaz para combatir el cambio climático. “La protección de los bosques sumergidos se presenta como una solución viable en un momento crítico donde es necesario reducir las emisiones”, enfatizan.

Enric Gomis, estudiante doctoral en CEAB-CSIC y primer autor del estudio, concluye: “Conservar las praderas marinas no solo preserva la biodiversidad; también evita emisiones y contribuye a capturar carbono naturalmente”. Esta investigación abre nuevas oportunidades para políticas globales enfocadas en su conservación e integración en mercados de créditos de carbono.

Esta importante investigación ha sido realizada por el CEAB-CSIC junto con Biosfera Research & Conservation y ha contado con la colaboración internacional desde diversas instituciones académicas.

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