El maremoto de Japón en 2011 provocó la casi desaparición de caracoles marinos en la región afectada. En Chile, las costas enfrentan un aumento en el tamaño y frecuencia de las olas, lo que pone en riesgo a diversas especies marinas. A pesar de que los ecosistemas son generalmente resilientes y pueden recuperarse con el tiempo y espacio adecuados, la construcción en humedales, la sobreexplotación de recursos marinos y otros factores dificultan el mantenimiento del equilibrio ecológico a largo plazo.
Chile es uno de los países más vulnerables a fenómenos naturales como terremotos, erupciones volcánicas, tsunamis y marejadas. Más allá del impacto inmediato en la población y las infraestructuras, estos eventos también afectan gravemente a las comunidades y organismos marinos, así como a los arrecifes y la calidad del agua.
Impacto de los Tsunamis en Ecosistemas Marinos
La profesora Megan Williams, experta en biología marina en la Facultad de Ciencias Biológicas y oceanografía física en Ingeniería Hidráulica y Ambiental, señala que la biodiversidad costera está compuesta por organismos adaptados a cambios constantes. Estos organismos sobreviven en ambientes acuáticos variados y deben resistir eventos extremos como marejadas o tsunamis, además de las alteraciones causadas por actividades humanas.
"El tsunami reciente fue pequeño en comparación con otros", explica Williams. "Sin embargo, un maremoto más grande podría tener consecuencias devastadoras para los ecosistemas costeros debido a corrientes intensas, erosión y movilización de sedimentos". Además, advierte que factores como la contaminación local o el cambio climático están modificando el hábitat marino.
La costa chilena enfrenta un desafío creciente: "Estamos viendo olas más grandes y eventos extremos más frecuentes, lo que puede llevar a una erosión significativa en nuestras playas", añade Williams. Las especies que dependen de dunas y zonas arenosas se encuentran cada vez más amenazadas.
Efectos Ecológicos Significativos
El ecólogo marino Alejandro Pérez Matus, también profesor en la Facultad de Ciencias Biológicas, explica que un tsunami libera energía capaz de transformar drásticamente el litoral. "Las olas pueden fracturar organismos sésiles como algas pardas y corales, destruir áreas de reproducción y dejar expuestos al aire a organismos normalmente sumergidos", indica Pérez Matus.
Un ejemplo claro es el megaterremoto y tsunami ocurrido en Japón en 2011 (Mw 9.0), que resultó en una disminución drástica de caracoles marinos, con reducciones poblacionales entre el 60% y el 99%. Sin embargo, estos organismos aún tienen suficiente diversidad genética para recuperarse con el tiempo.
En Chile, el tsunami del 27F de 2010 (Mw 8.8) dejó marcas ecológicas profundas; las olas alcanzaron hasta 29 metros en algunas zonas del Maule. Investigaciones indican que este evento inundó playas y eliminó franjas intermareales clave para muchas especies.
Desafíos para la Recuperación Ecológica
Los sistemas costeros afectados por maremotos enfrentan múltiples variables cada año relacionadas con el clima, oleaje global y acciones locales. Aunque no está claro si hubo cambios significativos tras el último evento sísmico reciente, situaciones similares han mostrado efectos importantes sobre los ecosistemas.
Afrontar estos desafíos es esencial: "Los maremotos son eventos aislados pero los ecosistemas tienden a recuperarse siempre que cuenten con el espacio necesario", concluye Megan Williams. Sin embargo, advierte que la construcción sobre humedales y dunas limita estas posibilidades de recuperación natural.