Un estudio revela que Siberia, Alaska y el noroeste de Canadá son puntos críticos de calentamiento cerca del Ártico. La investigación, liderada por el Woodwell Climate Research Center y con la participación de la Universidad de Lleida, analiza más de 30 años de datos para identificar vulnerabilidades en los ecosistemas. Se destaca la importancia de monitorear estas áreas, que enfrentan tensiones climáticas y un creciente riesgo de incendios debido al deshielo del permafrost.
Sibèria, Alaska y el noroeste de Canadá se han convertido en focos críticos de calentamiento cerca del Ártico, según un reciente estudio en el que ha colaborado la investigadora postdoctoral Beatriu de Pinós, del departamento de Ciencia y Ingeniería Forestal y Agrícola de la Universitat de Lleida (UdL). Este trabajo ha sido publicado en la prestigiosa revista Geophysical Research Letters.
La investigación, liderada por el Woodwell Climate Research Center en Estados Unidos, también contó con la participación de académicos de la Universidad de los Emiratos Árabes (Abu Dhabi) y la Universidad de Oslo (Noruega). Los hallazgos revelan que muchas áreas más afectadas por el cambio climático albergan permafrost, un tipo de suelo que permanece congelado durante todo el año y que es especialmente vulnerable al deshielo a medida que las temperaturas aumentan.
El análisis realizado sobre la región ártico-boreal, que se calienta rápidamente, ofrece una visión más amplia sobre los ecosistemas que están experimentando algunos de los cambios climáticos más drásticos del planeta. Para identificar estos “puntos críticos”, los investigadores utilizaron más de 30 años de datos geoespaciales junto con registros de temperatura a largo plazo. Esta evaluación permitió categorizar los indicadores de vulnerabilidad de los ecosistemas en tres áreas: temperatura, humedad y vegetación.
La primera autora del estudio y directora del programa ártico en Woodwell Climate, Jennifer Watts, subraya la importancia de detectar estos puntos críticos a nivel local y regional. “Esto no solo nos ayuda a construir una imagen más precisa sobre cómo el calentamiento del Ártico está impactando los ecosistemas, sino también a identificar lugares donde realmente necesitamos concentrar nuestros esfuerzos de monitoreo y recursos para la gestión futura”, afirma Watts. Además, advierte que estas regiones boscosas, que han desempeñado un papel crucial en la absorción y almacenamiento del dióxido de carbono, ahora enfrentan tensiones climáticas significativas y un creciente riesgo de incendios.