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Estudio revela que identificar a niños con dificultades de lectura es más complicado de lo esperado

Educación USA

José Enrique González | Jueves 30 de octubre de 2025

Un estudio de MIT revela que las pruebas de lectura en escuelas no están funcionando adecuadamente, ya que muchos docentes carecen de formación y apoyo, lo que afecta la identificación de estudiantes con dificultades.



En la mayoría de los estados de EE. UU., las escuelas están obligadas a realizar pruebas de detección a los estudiantes al ingresar a kindergarten, con el objetivo de identificar a aquellos que podrían necesitar apoyo adicional para aprender a leer. Sin embargo, un reciente estudio realizado por investigadores del MIT sugiere que estas evaluaciones no están cumpliendo su función en todas las instituciones educativas.

La encuesta realizada a aproximadamente 250 docentes reveló que muchos se sienten insuficientemente preparados para llevar a cabo y analizar estos exámenes. Alrededor de la mitad de los encuestados expresó dudas sobre si los niños que requieren instrucción adicional en lectura realmente reciben la ayuda necesaria.

Cuando se aplican correctamente, estas pruebas pueden ser herramientas fundamentales para asegurar que los niños obtengan el apoyo necesario para desarrollar sus habilidades lectoras. No obstante, los hallazgos recientes indican que muchos distritos escolares deben revisar cómo implementan estas evaluaciones y analizan sus resultados, según los investigadores.

La necesidad de un enfoque sistemático

“Este resultado demuestra la necesidad de contar con un enfoque sistemático para traducir la ciencia básica sobre cómo aprenden a leer los niños en oportunidades educativas”, afirma John Gabrieli, profesor de Ciencias de la Salud y Tecnología y miembro del Instituto McGovern para Investigación del Cerebro del MIT.

Gabrieli es el autor principal del nuevo estudio accesible al público, publicado en Annals of Dyslexia. La coautora principal es Ola Ozernov-Palchik, investigadora del MIT y profesora asistente en el Boston University Wheelock College of Education and Human Development.

Aumento leve en la competencia lectora

A lo largo de las últimas dos décadas, las puntuaciones nacionales de competencia lectora en Estados Unidos han mostrado una ligera tendencia al alza. En 2022, solo el 33% de los estudiantes de cuarto grado alcanzaron niveles adecuados en lectura, comparado con el 29% en 1992, según el informe del National Assessment of Educational Progress. El punto más alto registrado fue del 37% en 2017.

Con el fin de mejorar estas cifras, la mayoría de los estados han promulgado leyes que exigen realizar pruebas a los estudiantes para detectar dificultades lectoras desde los primeros años de educación primaria. Generalmente, estas evaluaciones se llevan a cabo entre dos y tres veces al año durante kindergarten y hasta segundo grado.

Desafíos en la implementación de pruebas

Estas pruebas buscan identificar a los estudiantes que enfrentan dificultades con habilidades como reconocer letras y sus sonidos, combinar sonidos para formar palabras y reconocer rimas. Aquellos con puntajes bajos pueden recibir intervenciones adicionales diseñadas para ayudarles a ponerse al día.

“Los indicadores de futuras discapacidades lectoras o dislexia pueden detectarse ya en los primeros meses de kindergarten”, explica Ozernov-Palchik. “Además, hay una abrumadora cantidad de evidencia que muestra que las intervenciones son más efectivas en las primeras etapas.”

El estudio se centró en evaluar cuán efectivamente se están llevando a cabo estas pruebas en las escuelas. Con el apoyo del National Center for Improving Literacy, publicaron solicitudes en redes sociales buscando maestros y especialistas responsables de administrar las pruebas de detección literaria.

Límites formativos y condiciones desfavorables

Los encuestados provenían de 39 estados e incluían tanto escuelas públicas como privadas ubicadas en áreas urbanas, suburbanas y rurales. Las preguntas abordaron su experiencia con las evaluaciones literarias, incluyendo aspectos sobre su formación previa, el proceso mismo y los resultados obtenidos.

Uno de los principales desafíos reportados fue la falta de capacitación adecuada; alrededor del 75% indicó haber recibido menos de tres horas de formación sobre cómo realizar las pruebas, mientras que un 44% no recibió ninguna capacitación o menos de una hora.

"En condiciones ideales, un experto capacitaría a los educadores proporcionando oportunidades prácticas y retroalimentación", comenta Ozernov-Palchik. "Sin embargo, esto no ocurrió en muchos casos."

Dificultades específicas con alumnos ELL

Aparte del escaso entrenamiento recibido por parte del personal docente, también se identificaron condiciones subóptimas durante la aplicación de las pruebas. Aproximadamente el 80% informó interrupciones durante las evaluaciones y un 40% tuvo que realizarlas en lugares ruidosos como pasillos escolares. Más de la mitad también experimentó problemas técnicos durante las pruebas, siendo esta tasa mayor entre docentes que trabajaban en escuelas con un alto porcentaje de estudiantes provenientes de contextos socioeconómicos bajos.

Los docentes también manifestaron complicaciones al evaluar a estudiantes clasificados como aprendices del idioma inglés (ELL). Muchos expresaron no haber sido capacitados adecuadamente para distinguir entre aquellos alumnos que tienen dificultades lectoras reales y aquellos cuya lucha proviene principalmente del dominio limitado del inglés.

Potencial no aprovechado

Lo más preocupante es que muchos centros educativos no utilizan adecuadamente los resultados obtenidos para proporcionar la ayuda necesaria a sus estudiantes. Solo el 44% mencionó contar con un proceso formal para crear planes de intervención tras realizar las pruebas.

"Aunque la mayoría cree que es importante realizar estas evaluaciones, sienten que no tienen el potencial necesario para impulsar cambios significativos bajo su actual implementación", añade Ozernov-Palchik.

Para optimizar este proceso, los investigadores sugieren varias medidas que podrían adoptar legisladores estatales o distritos escolares individuales. "La implementación es clave aquí", concluye Ozernov-Palchik. "Los docentes necesitan más apoyo y desarrollo profesional." Además, proponen establecer espacios designados para realizar las evaluaciones y brindar instrucciones explícitas sobre cómo tratar con niños aprendices del idioma inglés.

Aparte de abogar por estos cambios estructurales, también están desarrollando una plataforma tecnológica basada en inteligencia artificial destinada a ofrecer instrucción más personalizada en lectura, lo cual podría ayudar a abordar áreas específicas donde cada estudiante enfrenta dificultades.

Dicha investigación fue financiada por Schmidt Futures, la Iniciativa Chan Zuckerberg para el proyecto Reach Every Reader y la Halis Family Foundation.

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