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Periodismo Feminista

Delia Vergara recibe el Premio Nacional de Periodismo 2025 por su legado

jueves 06 de noviembre de 2025, 18:42h

Delia Vergara, premiada periodista chilena, reflexiona sobre su trayectoria de seis décadas en el periodismo, destacando su compromiso con la verdad, el feminismo y la transformación social.

“Este premio me tranquilizó el alma”. A lo largo de seis décadas, Delia Vergara ha convertido el periodismo en una trinchera ética y un acto de amor. Desde Paula, revista pionera en abordar la sexualidad, la autonomía y la desigualdad de género en plena década del 60, hasta la creación de El Diario de Cooperativa durante la dictadura, su voz ha encarnado la valentía de informar y cuidar.

Hoy, convertida en un referente indiscutible del feminismo y la comunicación en Chile, recibe el mayor reconocimiento de su trayectoria con la serenidad de quien sabe que ha abierto caminos para muchas otras mujeres.

Reflexiones sobre el Premio Nacional de Periodismo

Fue una alegría enorme. Me llamó el ministro y me dijo: “Aló”. Yo le respondí: “Me va a dar un infarto”. [Ríe.] Estaba feliz, abrumada de cariño, con una emoción que me desbordaba. Sentí una ola de afecto de gente que ni siquiera conozco personalmente. Es muy conmovedor sentir que el trabajo de una vida toca a tantos otros.

Este premio me tranquilizó el alma. Algo en mí se completó. Las mujeres profesionales que trabajamos en esta cultura de hombres solemos vivir con una duda: ¿lo estaremos haciendo bien? Con este reconocimiento, esa duda se disipó. Sentí que representaba a tantas periodistas, editoras y reporteras que abrieron espacios antes que el feminismo fuera una palabra de moda.

La influencia de la Universidad de Chile

Un lugar decisivo. Entrar a la Universidad de Chile fue abrir los ojos a otro país. Yo venía del colegio Villa María, un mundo muy protegido, y de pronto me encontré con realidades distintas, con compañeros y compañeras que me mostraron otra cara de Chile. La niña del barrio alto se descarrió, como digo en broma, y en ese Chile diverso me quedé para siempre.

Ahi también conocí a Amanda Puz, mi gran amiga y colaboradora, con quien soñábamos hacer una revista que realmente apoyara a las mujeres, no que las distrajera con frivolidades. Nos decíamos: “Algún día haremos una revista para las mujeres reales”. Y los deseos, a veces, se cumplen.

Nacimiento y legado de revista Paula

Así fue. Cuando Roberto Edwards me propuso crear una revista femenina, tuve claro que quería algo distinto: una revista chilena, escrita por periodistas, con temas que interesaran a mujeres reales. En 1967 nació Paula, y desde el primer número supimos que estábamos haciendo historia.

Hablábamos del cuerpo, la sexualidad, los abusos, el amor y el divorcio; todo lo que nadie se atrevía a poner por escrito. Fue una revolución femenina. Teníamos 26 años, ideas avanzadas y ninguna intención de pedir permiso. Junto a Isabel Allende, Malú Sierra, Amanda Puz y Constanza Vergara —todas egresadas de la Universidad de Chile— hicimos una revista que fue espejo y escuela. A veces pienso que cuando veo a una abuela marchando con un pañuelo violeta digo: “Debe haber sido lectora de Paula”.

Desafíos del periodismo durante la dictadura

Era jugarse la vida, literalmente. Pero no podía quedarme callada. En 1976 convencí al directorio de Radio Cooperativa para crear un informativo que no fuera militante sino que hiciera buen periodismo sin miedo. Lo llamamos El Diario de Cooperativa. Teníamos a la DINA y DINACOS encima; recibíamos llamadas amenazantes y citaciones al Ministerio del Interior… pero nunca me intimidaron.

Cada vez que me reclamaban por hablar sobre desaparecidos les decía: “Díganme dónde están y lo publicamos al tiro”. Esa frase me salvó varias veces. Había peligro y miedo; sin embargo, había también una convicción muy fuerte: callar no era una opción. A veces llegaban periodistas con recursos legales en mano para ampararse; los leíamos al aire antes que la “no justicia” los enterrara. En esa urgencia logramos salvar vidas.

Camaradería entre periodistas en cooperativa

Con enorme cariño y gratitud. Éramos un equipo pequeño pero unido. Mujeres como Patricia Politzer, Manola Robles, Carmen Castro, y Pamela Pereira, se jugaron la piel en esas coberturas. Los hombres también destacaron; sin embargo, ellas sobresalaban por su rigor y valentía al narrar el dolor sin morbo. En esos años oscuros, esa hermandad fue resistencia.

Nace revista Clan: esperanza tras el horror

Después de tanto horror necesitaba esperanza. Clan, fue una revista sobre vínculos y crecimiento personal. En plena crisis económica quisimos hablar del alma y cómo volver a mirar la vida con ternura. Era adelantada para su tiempo; sin embargo, los avisadores escaseaban y tuvimos que cerrar. Fue mi primer fracaso; dolió mucho.

No obstante ese cierre me abrió otras puertas. Un día recibí la invitación de Rodrigo Egaña, para trabajar en una campaña apoyando ollas comunes donde conocí a mujeres maravillosas en Pudahuel, La Pintana y San Bernardo; ellas me enseñaron el verdadero significado de solidaridad. De ahí nació mi trabajo en el FOSIS, donde hicimos más de cien microprogramas sobre mujeres organizándose contra la pobreza; verlas orgullosas en televisión fue un regalo enorme.

Lola Hoffmann: maestra e inspiración

Fue mi maestra y una luz. La conocí en un momento difícil; ella me ayudó a entender que solo después de un naufragio se puede iniciar un camino nuevo. Tenía sabiduría profunda sin solemnidad; me enseñó a reconciliarme con mis contradicciones.

Cando falleció sentí que debía escribir Encuentros con Lola Hoffmann. Fue como si ella misma me lo dictara desde otro lugar; ese libro lleva más de cuarenta años vivo acompañando a miles de mujeres. Me emociona pensar que algo de su voz —y quizá algo de la mía— siga iluminando el camino hacia otras personas.

Agradecimiento hacia las nuevas generaciones periodísticas

Mi admiración y respeto. Veo a las jóvenes periodistas con energía maravillosa; tienen conciencia de género y miradas más libres respecto al poder. Les diría: no pierdan curiosidad ni permitan que el cansancio apague su pasión por contar historias.

The journalism must be brave but also loving;. Se puede ser riguroso mientras se es compasivo; eso lo aprendí escuchando en las calles. A ellas les diría: sigan mejorando tanto el periodismo como nuestro país; no hay tarea más noble que esa.

Pensamientos hacia su joven yo

"Que siga con curiosidad y sin miedo.". Que confíe más en su intuición; no tema equivocarse porque eso es parte del aprendizaje periodístico: escuchar e atreverse. También le diría disfrute porque cuando uno ama lo que hace el trabajo se transforma en alegría.

No olvide esta verdad sencilla: "el periodismo fue,y sigue siendo," "el amor de mi vida".

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