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La normalización del discurso de odio en las aulas: un problema creciente según la Fundación Cotec

lunes 07 de octubre de 2024, 12:59h
La Fundación Cotec, en colaboración con la UCM, investiga el discurso de odio en centros educativos. El estudio revela que el 35% de los participantes ha sufrido agresiones, principalmente verbales. Se destaca la normalización del odio y la falta de formación para abordarlo, así como el rol negativo de los móviles en su difusión.

La Fundación Cotec para la Innovación, contando con una gran cantidad de datos estadísticos sobre el discurso de odio en los centros educativos, ha decidido implementar un enfoque metodológico renovado para enfrentar este fenómeno, que cada año se intensifica tanto en espacios físicos como en plataformas digitales. En 2022, se dio inicio a una investigación innovadora, tanto cualitativa como cuantitativa, en colaboración con la Universidad Complutense de Madrid (UCM). Esta investigación tiene como propósito responder a diversas interrogantes, destacando una fundamental: ¿qué motiva a ciertos jóvenes a manifestar odio hacia sus semejantes?

El documento Hilando voces: estudio del discurso de odio en la escuela, que se puede encontrar en cotec.es, aborda las etapas de la ESO y el Bachillerato. Para llevar a cabo este análisis, se ha utilizado una metodología híbrida que integra tanto encuestas como grupos focales. En total, el estudio abarca una muestra de 3.260 personas, incluyendo a docentes y estudiantes de 22 centros educativos, tanto públicos como concertados, situados en cinco comunidades autónomas: Andalucía, Cantabria, Castilla y León, Comunidad de Madrid y Región de Murcia.

De acuerdo con los participantes de la investigación, las razones fundamentales que explican este tipo de agresiones están vinculadas a comportamientos de superioridad (71%), dificultades en la empatía y asertividad (64%), así como a una percepción negativa hacia lo que es diferente (58%).

La investigación no solo se centra en las circunstancias que provocan el odio entre los compañeros, sino que también proporciona datos significativos para reconocer a los grupos sociales más susceptibles a estas agresiones. Asimismo, se examina la percepción que tienen tanto los estudiantes como los docentes respecto a cómo se maneja este problema.

Según los datos recopilados, más del 35% de los participantes en la encuesta afirma haber experimentado conductas agresivas. En relación con el tipo de agresión que han sufrido, las manifestaciones verbales, que incluyen insultos y gritos, representan las formas más frecuentes de discurso de odio, alcanzando un 70%; a continuación se encuentran las agresiones psicológicas, que abarcan amenazas, rumores falsos y acoso verbal, con un 59%; y por último, las agresiones sociales, que se manifiestan como aislamiento o marginación, con un 53%. Además, más del 80% de los encuestados indica que estas agresiones ocurren a través de plataformas de redes sociales.

Es notable que el 44% de los encuestados que reportaron haber sido víctimas de odio indicaron haber experimentado violencia física. Según las respuestas de los participantes, la mayoría de las víctimas de estas manifestaciones de odio son personas atacadas debido a su orientación sexual, diversidad de género, nacionalidad, etnia o diversidad funcional.

Las formas de agresión que se identifican con mayor frecuencia abarcan, en primer lugar, el acosar a alguien para obtener diversión, con un 86% de respuestas. También se destaca la humillación, ya sea mediante escritos, en redes sociales o en persona, que alcanza un 87%. Las agresiones físicas son igualmente significativas, con un 86% de menciones.

Adicionalmente, se reconocen otras situaciones como agresiones, tales como el reenviar fotos y videos sin consentimiento, lo cual representa un 64%. Ignorar o aislar a un compañero es otra forma de agresión mencionada por el 52% de los encuestados. Por último, el no intervenir cuando una persona insulta o agrede a otra se señala con un 41%.

RIESGO DE TRANSFORMARSE EN UN PROBLEMA CRÓNICO.

La fase cualitativa de la investigación, que se centra en grupos focales compuestos por alumnos y profesores, pone de manifiesto una coincidencia entre ambos grupos: las manifestaciones de discurso de odio dentro de los centros educativos están siendo cada vez más normalizadas. Se advierte que esta circunstancia complica aún más el manejo del problema, ya que tiende a banalizarlo y aumenta el riesgo de que se convierta en un asunto crónico.

Respecto a la manera de enfrentar este desafío, hay un consenso entre estudiantes y docentes sobre la falta de formación, herramientas y recursos específicos para tratarlo. Se subraya la relevancia de contar con profesionales especializados, como los departamentos de orientación, aunque también se señala que es fundamental incluir a especialistas del ámbito de la psicología clínica en el entorno escolar.

En lo que respecta a la formación recibida, un 24% de los estudiantes indica que nunca ha recibido información o capacitación sobre este tema, mientras que el 58% del profesorado sostiene haber recibido algún tipo de formación al respecto.

Se consideran elementos fundamentales para establecer un entorno educativo seguro y respetuoso la empatía, la competencia digital y la colaboración entre profesores, estudiantes y familias. Este enfoque contrasta con uno que se basa únicamente en sanciones y castigos.

MÓVILES Y DISCURSO DE ODIO

El uso de dispositivos móviles ha transformado la manera en que nos comunicamos, pero también ha facilitado la propagación del discurso de odio. A través de plataformas digitales, se difunden mensajes perjudiciales que pueden incitar a la violencia y a la discriminación.

Por lo tanto, es crucial fomentar un uso responsable de los móviles y promover un entorno digital más seguro y respetuoso. La educación sobre el uso adecuado de las tecnologías debe ser una prioridad para evitar que el discurso de odio siga creciendo en nuestras comunidades.

    • Fomentar el respeto en las interacciones digitales.
    • Aumentar la conciencia sobre el impacto del lenguaje.
    • Implementar políticas más estrictas contra el discurso de odio en línea.

En conclusión, aunque los móviles han revolucionado nuestra forma de comunicarnos, también representan un riesgo si no se utilizan con responsabilidad. Es fundamental trabajar juntos para erradicar el discurso de odio.

En el estudio, se señala que los teléfonos móviles son considerados por los participantes como las principales plataformas para la difusión del discurso de odio, junto con el uso de las redes sociales. No obstante, hay un debate en torno a si es más efectivo prohibir los móviles o promover la educación sobre su uso. Durante las conversaciones en los grupos focales, los estudiantes manifestaron dudas sobre la eficacia de prohibir los móviles, argumentando que, a pesar de las restricciones impuestas, siguen ocurriendo situaciones de daño hacia sus compañeros. Por otro lado, el profesorado tiende a favorecer la idea de prohibir los móviles dentro de los centros educativos.

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