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Alimentación y cáncer: Dime qué comes y te diré cómo te sienta

Por Laura T. Martínez
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lauraiymagazinees/5/5/16
martes 08 de agosto de 2017, 00:57h

‘Alimentación y cáncer: Dime qué comes y te diré cómo te sienta’ es el nombre del Trabajo Fin de Grado (TFG) de Leticia Eguiraun, graduada de Medicina de la UPV/EHU. El estudio, dirigido por el profesor y médico Iñaki Xarles Irastorza Terradillos, ha recibido un 10, por lo “bien definidos, estructurados y resueltos que están, tanto la hipótesis como los objetivos, métodos y conclusiones”. Asimismo, Eguiraun presentó algunos de sus resultados en la jornada ‘Conociendo lo que comemos, comiendo lo que conocemos’, organizada por Osakidetza y la UPV/EHU.

Alimentación y cáncer: Dime qué comes y te diré cómo te sienta
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Para la elaboración de su TFG, Leticia Egiraun debió realizar un arduo trabajo de investigación. “He tenido que leer mucho y organizar bien las ideas para que el trabajo se entendiera y tuviera sentido. Al ser un tema tan extenso y controvertido, hay muchos artículos al respecto, y algunos se contradicen entre ellos, por lo que he realizado una importante revisión bibliográfica”, señala.

“El principal problema es que hasta ahora los estudios que han investigado sobre la relación entre la dieta y el cáncer lo han hecho mediante comparaciones a posteriori, es decir, se ha estudiado la dieta en pacientes ya diagnosticados de cáncer. No se ha cogido a un grupo de personas, se les ha dado de comer 100 gramos de carne roja al día y se les ha seguido a largo plazo para ver si desarrollan un cáncer de colon o no, por eso hay dudas respecto a la relación entre cáncer y alimentación todavía. Sin embargo, con estudios hechos sobre animales sí se ha demostrado que a nivel celular y genético los alimentos producen efectos que pueden influir sobre la aparición (o prevención) de tumores y otras enfermedades”, observa.

Las conclusiones del trabajo indican que aunque “suene a tópico”, lo más importante es llevar “una dieta variada y equilibrada” intentando “consumir menos” de aquellos alimentos que han demostrado ser “más perjudiciales, como la carne roja, los carbohidratos refinados o el alcohol”. “Eso no significa que se vaya a tener un cáncer por comerse un chuletón o un bollo, ni mucho menos, pero en exceso estos alimentos sí pueden contribuir, junto con otros factores, a un mayor riesgo de desarrollar ciertos tumores. Aunque llevar una dieta sana no te asegura que no vayas a tener un cáncer (lo mismo que no fumar no te exime de tener un cáncer de pulmón), se trata de reducir el riesgo en la medida que podamos”, sentencia.

Diagnóstico precoz y mejoría de los tratamientos

Las probabilidades de desarrollar un tumor (o neoplasia) en la edad adulta siguen siendo altas: hasta un 50% en los hombres y un 33% en las mujeres. Es, además, una de las principales causas de muerte en todos los países del mundo, independientemente de la renta de los mismos, supone un 29% de las muertes anuales en Alemania, hasta un 33% en España e incluso un 44% en Japón. Asimismo, según las últimas estadísticas de la International Agency for Research on Cancer (IARC), a nivel mundial se prevé un aumento en la incidencia del cáncer, así como en su mortalidad, “debido principalmente a tres factores: crecimiento de la población, aumento de la esperanza de vida, y algunos estilos de vida nocivos para la salud”.

Eguiraun destaca que, a pesar de esas “cifras abrumadoras”, en los países desarrollados las muertes por los tipos de cáncer más comunes–colon, recto, próstata y mama- “han disminuido” en los últimos años, gracias a la “prevención primaria, diagnóstico precoz y mejoría de los tratamientos”. Pero tan importante como encontrar la cura, le parece desarrollar “tratamientos más dirigidos al tumor y que no causen tantos efectos secundarios en los pacientes”.

Tras acabar el grado de Medicina, la getxotarra Leticia Eguiraun se encuentra ahora mismo preparando el MIR. De momento, no se ha decidido por ninguna especialidad en concreto. “Me gustan las especialidades médicas más que las quirúrgicas, pero ahora mismo prefiero centrarme en estudiar, y cuando llegue el momento veré que opciones tengo. En principio, no me quiero dedicar a la investigación, porque me gusta el contacto con los pacientes. Sin embargo, no descarto en un futuro dedicar parte de mi tiempo a ello”, explica.

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