Alejandra Marful, Daniela Paolieri y Teresa Bajo, investigadoras del Centro de Investigación Mente, Cerebro y Comportamiento de la UGR y expertas en aprendizaje y memoria, recuerdan que las memorias de destello se construyen alrededor de acontecimientos únicos, sorprendentes y personalmente relevantes, como los que ahora vivimos, “de forma que en el futuro tendremos memorias muy vívidas de ellos y podremos dar muchos detalles que en principio podrían parecer irrelevantes”.

Pero, ¿cómo registra nuestro cerebro estos acontecimientos? La evidencia científica muestra que las situaciones nuevas producen un aumento de la dopamina (un neurotransmisor) en el hipocampo del cerebro, y si estas situaciones además están asociadas a estrés social también hay un cambio en las conexiones entre el hipocampo y otras zonas del cerebro como la amígdala, el tálamo o la ínsula.

Afortunadamente, nuestro cerebro es adaptativo y con el tiempo nuestro recuerdo se volverá más positivo. La investigación muestra que las personas mayores tienden a recordar eventos pasados de forma más positiva e incluir más detalles positivos que negativos. “De esta manera, a medida que pase el tiempo, el recuerdo de este período dará más importancia a momentos positivos: risas, mensajes, anécdotas en los balcones de nuestra casa, etc. Aunque no conocemos exactamente el mecanismo por el que esto sucede, hay evidencia que muestra que, al menos en parte, se produce porque los recuerdos positivos contribuyen a nuestro bienestar; de manera que los compartimos con más frecuencia con otras personas y esto tiene consecuencias a nivel cerebral”, indican las investigadoras.

“Si, por ejemplo, queremos recordar una anécdota de una tarde en el balcón, nos vendrán a la memoria otros muchos aspectos asociados a este tiempo, y el esfuerzo por recordar esa anécdota concreta inhibirá el recuerdo de otros aspectos negativos de nuestro encierro y contribuirá a hacer más positivo nuestro recuerdo”, destacan Marful, Paolieri y Bajo.
Estas investigadoras de la UGR apuntan que muchos proyectos en marcha en distintos laboratorios del mundo trabajan para evaluar y extender esta capacidad de nuestro cerebro para olvidar recuerdos poco deseados y ayudar a personas que han sufrido eventos muy negativos.