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Ejercicio infantil

El ejercicio físico potencia el desarrollo del lenguaje en niños
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El ejercicio físico potencia el desarrollo del lenguaje en niños

martes 04 de febrero de 2025, 09:00h

Investigaciones internacionales revelan que el ejercicio físico, como nadar o realizar actividades combinadas con narración de cuentos, mejora los trastornos del desarrollo del lenguaje en niños. Estas actividades fomentan cambios neurofisiológicos que benefician la atención y el aprendizaje, esenciales para superar dificultades lingüísticas. Estudios indican que el ejercicio aeróbico regular puede potenciar la retención de vocabulario y habilidades cognitivas, impactando positivamente en la vida académica y social de los menores afectados.

Nadar durante tres minutos después de trabajar el vocabulario y combinar la narración de un cuento con movimientos corporales ha demostrado ser eficaz para mejorar los trastornos del desarrollo del lenguaje (TDL). Estos trastornos afectan aproximadamente al 7 % de los niños y niñas en edad escolar, según investigaciones internacionales.

Las dificultades que presentan estos menores varían desde problemas de pronunciación hasta trastornos más complejos, como el trastorno específico del lenguaje (TEL), impactando significativamente en su vida académica y social. Actividades como caminar o nadar generan cambios neurofisiológicos que mejoran funciones cognitivas esenciales para el desarrollo del lenguaje, favoreciendo la retención de palabras y la resolución de problemas desde las primeras sesiones de actividad física.

El catedrático de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), Llorenç Andreu, explica que “el ejercicio físico tiene un impacto neurofisiológico directo, ya que promueve el flujo sanguíneo cerebral y la formación de sinapsis, lo que favorece el aprendizaje y las funciones cognitivas”.

Beneficios del ejercicio físico en el desarrollo del lenguaje

Andreu señala que “la actividad aeróbica tiene un impacto directo en el cerebro, fomentando el desarrollo de nuevas conexiones neuronales y mejorando la plasticidad cerebral”. Estos cambios son cruciales para habilidades como la atención, la memoria y el aprendizaje de nuevas palabras, especialmente relevantes para aquellos con trastornos del lenguaje. Aunque los estudios específicos sobre esta población son limitados, los beneficios generales en las funciones cognitivas están bien documentados.

"El tipo de ejercicio influye en las funciones cognitivas", añade Andreu. El ejercicio aeróbico se define como una actividad física repetitiva que aumenta la frecuencia cardíaca mediante el uso de oxígeno. Actividades como caminar, nadar o montar en bicicleta son particularmente efectivas. Un metaanálisis realizado por la Universidad de Kentucky concluyó que estas intervenciones llevan a mejoras significativas en el rendimiento académico infantil.

Nadar para aprender: un enfoque innovador

Diversos estudios han documentado ejemplos prácticos sobre cómo el ejercicio beneficia el aprendizaje. Por ejemplo, una investigación realizada por la Universidad de Delaware reveló que niños preescolares que nadaron durante tres minutos tras aprender nuevas palabras retuvieron significativamente más vocabulario en comparación con aquellos que no realizaron esta actividad.

En Australia, una niña con retraso en el desarrollo del lenguaje participó en un programa llamado Active Early Learning, donde combinaba actividad física con aprendizaje estructurado. Durante una sesión que incluía narración de cuentos y movimientos imitando animales, comenzó a repetir palabras clave del relato, algo inédito hasta ese momento. Este avance no solo mejoró su vocabulario, sino también su confianza e integración social.

Mecanismos detrás del ejercicio y sus efectos cognitivos

Las actividades aeróbicas moderadas, como caminar o nadar, generan mejoras notables en atención, memoria y aprendizaje. Según Llorenç Andreu, estos beneficios se sustentan en mecanismos como un aumento del flujo sanguíneo cerebral, que mejora la liberación de neurotransmisores esenciales; así como la formación de nuevas conexiones neuronales y cambios estructurales en el sistema nervioso central. Incluso breves sesiones de actividad física pueden tener efectos inmediatos sobre el aprendizaje y aumentar la retención de palabras.

Aunque muchos estudios se centran en niños, los beneficios del ejercicio físico también son evidentes en adultos, ayudando a reforzar atención y funciones cognitivas. Andreu destaca que no existe una pauta terapéutica específica para la actividad física; sin embargo, recomienda realizar ejercicio aeróbico moderado entre tres y cinco días a la semana como práctica muy adecuada.

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