Alondra Estefanía Martínez Llera, egresada de la Facultad de Trabajo Social y Desarrollo Humano de la UANL, ha sido galardonada con el Premio Estatal de la Juventud. Este prestigioso reconocimiento resalta el esfuerzo y la dedicación de jóvenes que desarrollan proyectos significativos para sus comunidades.
Desde 2022, Martínez Llera ha liderado iniciativas como “Soñando en grande” y “Aprendiendo a mejorar”, que combinan talleres de educación ambiental con actividades comunitarias en diversas localidades. Su impacto se ha extendido a diferentes grupos poblacionales, abarcando desde niños hasta adultos mayores, así como estudiantes y colonias enteras.
Proyectos comunitarios en Apodaca y San Nicolás
En Apodaca, Alondra ha centrado su trabajo en campañas contra la contaminación auditiva, colaborando estrechamente con los vecinos para abordar problemas provocados por automóviles y arrancones. “Lo hicimos de la mano de las colonias, estableciendo redes comunitarias y modificando señalizaciones relacionadas con el ruido”, explicó.
Por otro lado, en San Nicolás de los Garza, su enfoque se ha dirigido principalmente a niños y escuelas primarias, fomentando el cuidado del medio ambiente mediante actividades como la instalación de huertos urbanos.
La motivación detrás del compromiso
La pasión de Alondra por estos proyectos surge de un proceso personal de autoconfianza y compromiso con el medio ambiente que ha cultivado a lo largo del tiempo. “Al principio pensaba que no podía realizarlo, pero poco a poco fui creyendo en mí misma. Eso fue un gran detonador para compartirlo con los demás”, comentó.
El reconocimiento recibido al obtener el Premio Estatal de la Juventud es significativo para ella. “Este galardón representa más que un trofeo; simboliza esfuerzo y dedicación, así como el amor por hacer las cosas bien. Me siento honrada porque muchas juventudes están realizando movimientos a favor del medio ambiente”, declaró.
Inspiración en la docencia
Actualmente, Alondra ejerce como docente en su facultad, donde comparte su experiencia con estudiantes que ven en ella un ejemplo tangible de lo que se puede alcanzar mediante el esfuerzo y la pasión. “Los chicos me preguntan cómo logré esto. Poco a poco los voy sensibilizando sobre el tema y ellos sienten motivación para actuar”, enfatizó.
Agradeció también a la UANL por ser un pilar fundamental en sus iniciativas: “La Facultad de Trabajo Social y Desarrollo Humano es un motor para muchos jóvenes que buscan generar cambios tanto personales como comunitarios”.
Un mensaje para la comunidad universitaria
Finalmente, Alondra instó a sus compañeros universitarios a atreverse a concretar sus ideas: “Si tienen una idea o motivación, busquen apoyo; muchas cosas son posibles si se afianzan en sus objetivos”. Su historia es un testimonio inspirador del poder del compromiso social y ambiental entre los jóvenes.