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Biomaterial Chile

U. de Chile desarrolla Filga, una fibra biodegradable para el medioambiente

jueves 25 de septiembre de 2025, 17:02h

Filga, una fibra biodegradable creada en la U. de Chile, utiliza algas marinas para aplicaciones agrícolas y textiles, promoviendo sostenibilidad y versatilidad en su uso.

En el laboratorio FabLab de la Universidad de Chile, dos diseñadoras, Josefa Mella y Sofía Anwandter, han desarrollado una innovadora fibra biodegradable conocida como Filga. Este filamento, elaborado a partir de extractos de algas marinas del sur del país, tiene un enfoque claro: contribuir al medio ambiente al ser considerado un biomaterial.

La versatilidad de Filga le permite tener múltiples aplicaciones. Desde la creación de utensilios mediante técnicas de tejido, como canastos y bolsos, hasta su posible uso en la confección de prendas de vestir en el futuro. Además, su funcionalidad se extiende a la agricultura, donde puede ser utilizado para guiar cultivos y, con el tiempo, biodegradarse y enriquecer la tierra como abono.

Sofía Anwandter enfatiza que aunque actualmente están centradas en la agricultura, “Filga es bien versátil; hoy estamos estudiando darle otros usos, como en la manufactura de tejidos”. Esta adaptabilidad refleja el potencial del producto para impactar diversas industrias.

Nacimiento del Proyecto Filga

El proyecto se origina en un contexto académico que se materializó en el FabLabUchile, ubicado en el tercer piso del Edificio Poniente de Beauchef 851, dentro de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas. Allí, Mella y Anwandter fortalecieron su idea inicial mediante pruebas y experimentación hasta llegar al producto final que ya está disponible para venta y distribución.

Sofía recuerda cómo comenzó todo: “Hice la práctica en el Laboratorio FabLab Uchile. Había visto que había diversas instancias para apoyar emprendimientos. Así fue como solicitamos con Josefa poder hacer la residencia acá”, comenta. En 2023, mientras realizaban su proyecto de título, decidieron crear un producto que no solo fuera innovador sino que también ayudara al ecosistema.

A través de varias pruebas, lograron desarrollar un filamento que se comercializa en madejas de 50 y 100 metros. Actualmente, “la producción de Filga se realiza a escala artesanal, comprando la materia prima. Nosotras ‘cocinamos’ la mezcla y en un proceso que puede tomar una semana conseguimos los rollos de este filamento flexible y resistente”, explica Josefa.

Desafíos por Delante para Filga

A medida que avanzan en su proyecto, las creadoras enfrentan nuevos retos. Actualmente están trabajando en un modelo de producción automatizado. “Estamos buscando qué otras líneas de productos podemos obtener de esta fibra, qué otros usos podemos darle en agricultura”, señala Sofía Anwandter.

Por otro lado, Josefa Mella destaca que uno de los principales desafíos ha sido el financiamiento. “Ahora estamos viendo a qué fondos podemos postular para conseguir financiar un nuevo sistema productivo”, concluye. Con dos años desde su inicio, el camino hacia el crecimiento sostenible parece prometedor para Filga y sus creadoras.

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