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Inteligencia colectiva

Las hormigas operan como un 'cerebro líquido' en su búsqueda de alimentos
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Las hormigas operan como un 'cerebro líquido' en su búsqueda de alimentos

Por José Enrique González
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jenriqueiymagazinees/8/8/19
martes 12 de agosto de 2025, 13:34h

Investigadores del CEAB-CSIC han descubierto que las hormigas Aphaenogaster senilis operan como un "cerebro líquido", coordinándose sin jerarquías a través de interacciones directas, optimizando la búsqueda y recolección de alimentos.

Un equipo de investigadores del Centro de Estudios Avanzados de Blanes (CEAB-CSIC) ha llevado a cabo un análisis detallado sobre el comportamiento tanto individual como colectivo de las hormigas Aphaenogaster senilis. Para ello, los científicos diseñaron una estructura laberíntica con un patrón de panal y grabaciones de alta resolución, donde observaron cómo estas hormigas se comportan en relación a la obtención de alimentos. Los hallazgos, publicados en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), revelan que la eficiencia colectiva de la colonia se basa en lo que han denominado un ‘cerebro líquido’, donde cada hormiga actúa como una neurona.

Las hormigas estudiadas, típicas de la región mediterránea, no dependen principalmente de feromonas para comunicarse. En su lugar, utilizan el movimiento y el contacto directo mediante sus antenas. Este enfoque limita el número de hormigas dedicadas a buscar alimento, lo que complica aún más su comunicación. Este patrón hace que sean especialmente relevantes para comprender los mecanismos que les permiten operar como un único organismo con un solo cerebro.

Estrategias de cooperación en un entorno natural

Para investigar cómo logran cooperar con tal eficacia, los investigadores crearon un espacio más grande que aquellos utilizados en estudios previos, replicando así las condiciones de su hábitat natural. En este nuevo entorno, registraron los movimientos y comportamientos de cientos de hormigas, especialmente en relación con la búsqueda y explotación de alimentos. Colocaron comida en diferentes puntos del laberinto y documentaron cómo actuaban las hormigas, cómo se transmitían información entre ellas y cómo estos factores influían en la eficiencia del grupo.

Los resultados proporcionan evidencias empíricas cruciales para entender el funcionamiento del ‘cerebro líquido’ en las colonias de hormigas, mostrando una inteligencia sin un “centro de mando”. La coordinación grupal se fundamenta en la diversidad de movimientos individuales y la capacidad para ajustar la proporción de estos según las condiciones ambientales, lo cual es esencial para maximizar la eficiencia colectiva.

Roles diferenciados: exploradores y recolectores

A partir de los datos obtenidos, los científicos desarrollaron un modelo neuronal que simula cómo las hormigas se activan dependiendo del contacto con otras cercanas y se mueven de manera heterogénea. Este modelo ha demostrado que el porcentaje de individuos asignados a cada rol genera diferentes dinámicas en la recolección de alimentos, modulando así la eficacia del grupo. El estudio sugiere que esta especie podría ajustar la proporción entre exploradoras y recolectoras para equilibrar flexiblemente el compromiso entre explorar nuevos recursos y explotar los ya encontrados.

“La clave para optimizar la obtención de recursos radica en ajustar la mezcla entre ambos roles: el comportamiento autónomo y el movimiento heterogéneo son lo que permite una cooperación dinámica adaptativa según lo que ocurre en el entorno”, explica Pol Fernández-López, investigador principal del CEAB-CSIC.

Implicaciones futuras sobre inteligencia colectiva

El coautor del estudio, Frederic Bartumeus, añade que han demostrado con datos reales cómo una colonia funciona como un cerebro líquido, donde cada hormiga actúa como una neurona activa intermitentemente según sus interacciones con otras. No hay figura autoritaria; la coordinación e inteligencia surgen a partir de conexiones mutuas que son cambiantes pero estructuradas tanto espacial como temporalmente.

En conclusión, esta investigación resalta cómo los sistemas cognitivos líquidos o diluidos —como las sociedades insectiles— dependen del movimiento para mantener conectividad y coordinación. Los patrones observados son fundamentales para entender cómo se transmite información entre las hormigas y cómo encuentran nuevas fuentes alimenticias rápidamente. Este conocimiento podría tener aplicaciones más allá del ámbito biológico, extendiéndose a sistemas robóticos multiagente o algoritmos optimizados para búsquedas en Internet.

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