El emprendimiento en Aragón está intrínsecamente ligado a sus pueblos, donde un número creciente de personas decide quedarse, regresar o transformar su entorno desde lo local. Esta tendencia desafía la noción de que solo es posible emprender en las ciudades, demostrando que el medio rural se presenta como una alternativa viable y sostenible.
La Fundación Aragón Emprende ha asumido un papel crucial en este proceso, implementando programas como EREA y la Red ARCE, que brindan apoyo a quienes desean llevar a cabo sus proyectos en diversas localidades de la comunidad. A través de asesoramiento, formación y conexiones con otros emprendedores, se busca generar un impacto socioeconómico positivo desde el ámbito rural.
Red ARCE: Conectando y Transformando el Emprendimiento Rural
La Red Aragonesa de Centros de Emprendimiento (Red ARCE) ha sido fundamental para que muchos centros rurales se conviertan en espacios clave para el desarrollo de ideas innovadoras. Estos lugares funcionan como núcleos donde se trabaja, experimenta y aprende sobre nuevas formas de vivir y emprender en el medio rural.
En Molinos (Teruel), el equipo del Espacio Social de Innovación Maestrazgo ha estado trabajando con este enfoque durante años. Su responsable, Jorge Abril, destaca cómo su inclusión en la Red ARCE les ha permitido “crear redes y desarrollar incubaciones de emprendimiento específicas”. Desde esta plataforma, se promueve la inversión, la creación de empleo y la diversificación económica mediante proyectos que emergen del propio territorio.
No es un caso aislado. En el Centro Empresarial Valle del Cinca, ubicado en Barbastro (Huesca), su director, Quino Rafel, subraya que “el emprendimiento es una oportunidad para el territorio” y resalta la importancia de la Fundación Aragón Emprende en iniciativas como la instalación de un sistema de autoconsumo solar. Además, han participado activamente en eventos como la Semana del Emprendimiento en Aragón.
Coworking: Espacios Vivos para Nuevas Iniciativas
Pueblos como Artieda han optado por revitalizar espacios desocupados para convertirlos en centros activos de emprendimiento. Un ejemplo notable es el Coworking ARNA, que logró reformar sus instalaciones gracias al apoyo de la Fundación. Su representante, Luis Solana, enfatiza que lo esencial no fue solo contar con un espacio más adecuado para trabajar, sino también recibir formación y asesoramiento continuo para lanzar nuevas iniciativas. “Emprender desde lo rural requiere valentía y una escala de valores más allá del beneficio económico”, añade.
Situaciones similares se viven en Alcorisa (Teruel), donde el espacio Alcorisa Dinámica permite desarrollar proyectos sin necesidad de trasladarse a una ciudad. Su responsable, Esther Sáez, afirma que “el principal impacto de estos centros es fijar población” y valora positivamente la relación con la Fundación: “Ofrecen formaciones y siempre tengo un referente que me puede ayudar”.
A través de la serie ‘Miradas: la ruta del emprendimiento rural continúa’, disponible en nuestro canal de YouTube, se puede conocer cómo la Red ARCE, coordinada por la Fundación Aragón Emprende, impulsa el emprendimiento en el medio rural aragonés.