Alain Abergel, profesor en la Universidad Paris-Saclay y destacado astrofísico del Instituto de Astrofísica Espacial (IAS), se ha convertido en una figura clave en el estudio de la materia interstelar. Con más de cuatro décadas dedicadas a los avances tecnológicos en la observación espacial, su trayectoria abarca desde el famoso paso de la cometa de Halley hasta las primeras imágenes capturadas por el telescopio James Webb. Además, su pasión por la enseñanza ha contribuido significativamente a la formación de nuevas generaciones de físicos en su universidad.
Abergel comenzó su carrera académica con un recorrido que incluye un baccalauréat científico y estudios en ingeniería en Grenoble. Sin embargo, fue durante su tiempo en la universidad donde descubrió su verdadera vocación: la física fundamental. Optó por un DEA (Diploma de Estudios Avanzados) en astrofísica en la Universidad Pierre y Marie Curie, seguido por una tesis que lo llevó a participar en el histórico evento del paso de la cometa de Halley cerca del Sol en 1986. “Trabajando con las cámaras de las sondas soviéticas VEGA-1 y VEGA-2, fui uno de los primeros en observar un núcleo cometario y sus características”, recuerda con entusiasmo.
Un explorador del infrarrojo
Abergel se define como un “cameraman del cielo”, especializándose en el ámbito del infrarrojo. Este tipo de radiación, invisible para el ojo humano, es emitida por todos los objetos debido a su temperatura. “En áreas donde el cielo es oscuro para la luz visible, el infrarrojo revela una gran variedad de estructuras”, explica. Su trabajo le permite observar nubes moleculares donde se forman estrellas y planetas, capturando así momentos cruciales en el nacimiento del universo.
La emoción que siente al ver las primeras imágenes obtenidas con el satélite europeo ISO (Infrared Space Observatory) sigue viva: “Fue como ver una radiografía del cuerpo humano por primera vez; toda la sala aplaudió al descubrir lo que ocurre dentro de las nubes donde nacen las estrellas”. Esta experiencia marcó un hito significativo no solo en su carrera, sino también en el campo de la astrofísica.
Misiones espaciales y colaboraciones internacionales
A medida que avanzaba su carrera, Abergel participó activamente en numerosas misiones espaciales importantes. Tras el lanzamiento del ISO en 1995, trabajó con las misiones estadounidenses Spitzer y COBE, aprovechando su experiencia para procesar datos espaciales a gran escala. En 2009, se embarcó en dos nuevos proyectos con Herschel y Planck, dos satélites de la ESA que han proporcionado información valiosa sobre el cosmos y sobre las partículas interstelares.
Actualmente, está involucrado con el Telescopio Espacial James Webb. “La diferencia tecnológica entre ISO y James Webb es asombrosa; hemos pasado de instrumentos limitados a herramientas que nos permiten explorar profundamente los procesos físicos del universo”, subraya Abergel.
Ciencia colaborativa y educación transformadora
A lo largo de su carrera, Abergel ha valorado profundamente el trabajo colectivo necesario para llevar a cabo estas grandes misiones espaciales. La colaboración constante con modeladores, instrumentalistas y expertos en procesamiento de señales ha sido fundamental para obtener los mejores resultados posibles. Un ejemplo reciente es su participación en la creación del laboratorio común INCLASS entre IAS y ACRI-ST, destinado a mejorar métodos para analizar datos espaciales.
A pesar de comenzar sin experiencia docente, Abergel encontró que enseñar transforma tanto la práctica investigadora como su propio aprendizaje: “Llevo años reaprendiendo física al diversificar las disciplinas que enseño; esto me obliga a ser riguroso y abierto a nuevas ideas”. Su compromiso educativo abarca desde guiar a estudiantes principiantes hasta ofrecer formación especializada a quienes están más avanzados.
Pionero en la comunidad científica
Aparte de sus contribuciones científicas y educativas, Alain Abergel ha desempeñado un papel esencial en estructurar la comunidad física dentro de la Universidad Paris-Saclay. Como presidente del departamento de física entre 2011 y 2018, trabajó incansablemente para mantener unida una disciplina compuesta por aproximadamente 200 investigadores. Durante la construcción de esta universidad, luchó junto a sus colegas para evitar que esta comunidad se fragmentara.
Abergel destaca lo enriquecedor que ha sido formar parte de una comunidad tan diversa: “Tener acceso a esta riqueza excepcional me ha aportado mucho; espero que continúe nutriendo futuras generaciones de estudiantes e investigadores”. Su legado perdura no solo a través de sus investigaciones sino también mediante su dedicación al desarrollo académico y científico.