La inteligencia artificial se ha establecido como una herramienta común para resolver interrogantes sobre síntomas, dolencias y problemas de salud, tanto físicos como emocionales. Esta tendencia se pone de manifiesto en el estudio titulado “Los peligros del autodiagnóstico digital”, llevado a cabo por Línea Directa en colaboración con Ruth Castillo, diseñadora académica de la Universidad Camilo José Cela, y Justo Menéndez, profesor de la misma institución. Según los hallazgos, **dos de cada tres personas en España**, es decir, un 66%, recurren a la IA para consultar cuestiones relacionadas con su salud.
El fenómeno, denominado *CibercondrIA*, tiene un impacto notable entre los más jóvenes: **nueve de cada diez jóvenes** de entre 16 y 19 años admiten que utilizan la IA al experimentar algún síntoma o preocupación médica, y **la mitad lo hace de manera habitual**, según el informe.
Tendencias en el autodiagnóstico digital
El informe también advierte que el uso de estas herramientas trasciende una simple consulta informativa. De hecho, **uno de cada cuatro españoles** (24,8%) opta por un autodiagnóstico digital en lugar de realizar una primera visita al médico. Este porcentaje asciende a **41,8% entre los jóvenes**, quienes prefieren buscar información a través de buscadores, influencers o sistemas de IA antes que acudir a un centro sanitario o urgencias.
Las motivaciones detrás de estas consultas incluyen la disponibilidad (16,3%), la inmediatez (12,2%) y la rapidez (11,5%). Además, factores emocionales como el deseo de intimidad y la percepción de “no ser juzgados” son especialmente relevantes para las mujeres (55%) y los jóvenes (35%), tal como se refleja en los gráficos del estudio.
Aumento de la ansiedad debido al uso excesivo de IA
El análisis revela que las personas que padecen ansiedad o depresión son las que más recurren a la inteligencia artificial. **La mitad utiliza esta herramienta casi a diario** para resolver dudas sobre su salud, mientras que las cifras son considerablemente menores entre aquellos con afecciones físicas como hipertensión o diabetes. Este patrón sugiere que la dependencia hacia estas tecnologías está más relacionada con necesidades emocionales que médicas.
Los autores del estudio advierten que este comportamiento puede intensificar la cibercondría; es decir, la búsqueda compulsiva de síntomas en entornos digitales. Esto crea un ciclo vicioso: **a mayor malestar emocional, mayor uso de la IA**, lo cual “lejos de aliviar, puede agravar la situación”, según se indica en el informe.
Diferencias geográficas y recomendaciones para un uso responsable
El uso intensivo de inteligencia artificial para resolver dudas sobre salud es más frecuente en regiones como Cataluña (24%), Región de Murcia (22,1%) y Canarias (21,4%). En contraste, comunidades como Galicia (10,4%), Castilla y León (11,5%) y Cantabria (13,5%) presentan cifras mucho más bajas.
A medida que crece el fenómeno del autodiagnóstico digital, Castillo y Menéndez enfatizan la necesidad imperiosa de **no sustituir nunca al profesional sanitario** por la inteligencia artificial ni optar por tratamientos no verificados. Las pautas principales recomendadas incluyen utilizar la IA con responsabilidad, distanciarse de pensamientos e interpretaciones impulsadas por el miedo, priorizar las conexiones humanas e identificar las emociones detrás de esta búsqueda para evitar caer en cibercondría.