Trasmitir la cultura y plasmar la elegancia de un pelotari a una prenda sencilla y funcional fue el objetivo que se plantearon las jóvenes empresarias Laura Herrera y Raquel Rodríguez, fundadoras de Pelotari Project. El resultado de esta idea ha sido la reinvención de prendas tradicionales vascas como el kaiku, los chubasqueros de los arrantzales o los chalecos de los harrijasotzailes para convertirlas en prendas multifuncionales, urbanas, modernas y elegantes. Algunas de sus ropas simbolizan y homenajean los tres principales elementos de la pelota vasca: el frontón, la pelota y el pelotari.
En el encuentro con los alumnos del Grado en Diseño, organizado por la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Navarra, las jóvenes empresarias hablaron de la complejidad y necesidad de coherencia a la hora de emprender, “es tirarse a una piscina, donde no sabes si hay agua, rezas para que haya un poquito. Una vez que te tiras, hay que nadar y nadar, nadar mucho", afirmó Laura Herrera. Tras años de amistad y un proyecto conjunto a las espaldas, elarmariodelatele.com, Raquel Rodríguez llegó un día con unas láminas antiguas de pelotaris: "Tenían una tipografía cuidada, una estética especial". Las láminas fueron para ella pura inspiración. Ambas empezaron a bucear en el asunto y vieron cómo esas prendas de ropa, inspiradoras de por sí, tenían actualidad. A partir de ahí, se plantearon el reto que hoy les ha llevado a este concepto de moda donde han conseguido plasmar en prendas multifuncionales, elegantes y urbanas al hombre actual.
Con una idea clara y mucho entusiasmo, las empresarias comenzaron un gran proceso de investigación que les llevó a andar por diversos caminos, como galerías, Museos del traje, la cultura vasca, prendas tradicionales, innovación textil, tejidos o nuevas tecnologías relacionadas con el mundo de la moda. "El frontón se nos abrió como un libro, sus líneas simétricas fueron inspiradoras, y descubrimos cómo en la propia palabra pelotari estaba escondido nuestro logo", afirmó Rodríguez para señalar el paso de la conceptualización a la materialización. En ese sentido, el cocinero Eneko Atxa, que cuenta con tres estrellas Michelín, les sirvió de inspiración también a la hora de concebir su marca, ya que les pareció un personaje que encarnaba muy bien los valores que ellas querían trasmitir: modernidad, mezcla de tradición y cultura, con gran personalidad y fiel a su propio estilo.
Durante la sesión, las empresarias trasmitieron a los alumnos la coherencia y necesidad de que todas las pequeñas partes que forman una empresa estén interconectadas entre sí, desde el concepto, la ejecución, la investigación, el desarrollo, la filosofía y los valores, ya que, para las diseñadoras "resulta fundamental el respeto y la confianza en el trabajo de los demás, la convivencia es difícil, pero los vínculos que se generan son fuertes, hay que ser generoso con el otro".
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