Desigualdad en la Innovación contra el Cambio Climático
Un estudio del Instituto INGENIO, que forma parte del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universitat Politècnica de València (UPV), revela que la innovación destinada a combatir el cambio climático no afecta de manera equitativa a toda la población. Este análisis, realizado en colaboración con investigadores de la Universitat de València, la Universidad de Urbino y la Universidad de Ferrara, ha sido publicado en la revista Regional Studies.
Los hallazgos del estudio indican que las actividades innovadoras generan una distribución desigual de beneficios, tanto dentro de las empresas como en las regiones donde se desarrollan. Esta tendencia se manifiesta también en áreas que están implementando innovaciones sostenibles o "tecnologías verdes". En particular, se observa que las regiones con mayor número de patentes en tecnologías verdes presentan una mayor desigualdad salarial.
Factores que Afectan la Desigualdad Salarial
Según Davide Consoli, uno de los investigadores del Instituto INGENIO, los desequilibrios en el mercado laboral son un factor clave para entender esta situación. En las fases iniciales del desarrollo tecnológico, el aumento abrupto en la demanda de nuevas habilidades provoca una descompensación salarial a favor de aquellos trabajadores que poseen las competencias requeridas.
A partir de estas conclusiones, el equipo sugiere que las políticas públicas deben anticipar y facilitar la adaptación de la oferta laboral para asegurar que las nuevas tecnologías verdes contribuyan a una redistribución más equitativa de la riqueza.
El estudio analizó diversas áreas metropolitanas estadounidenses y comparó millones de patentes relacionadas con tecnologías verdes entre 2005 y 2015. Los resultados muestran que aquellas regiones con mayor concentración de patentes, como Nueva York y San Francisco, experimentan niveles más altos de desigualdad en comparación con zonas donde no se patentan innovaciones tecnológicas.
Implicaciones Globales
Consoli destaca que aunque este análisis se centra en EE. UU., sus conclusiones podrían aplicarse a otros contextos internacionales, especialmente en Europa. La investigación ha sido financiada por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades y por fondos europeos Next Generation.