Una investigación reciente de la Universidad de Pisa, publicada en la prestigiosa revista Science Advances, revela que el cerebro adulto aún posee un potencial de plasticidad que, aunque dormido, puede ser reactivado. Este descubrimiento se centra en el pulvinar, una pequeña pero crucial estructura del cerebro que parece tener la capacidad de "reactivar" la habilidad de la corteza visual para adaptarse y aprender.
Los hallazgos de este estudio abren nuevas perspectivas para la rehabilitación visual y cognitiva. Comprender y modular el papel del pulvinar podría dar lugar a enfoques terapéuticos innovadores que reactiven la plasticidad cerebral y permitan medir el “potencial plástico” del cerebro, lo cual es fundamental para predecir la efectividad de diversas terapias.
El Pulvinar: Un Actor Clave en la Plasticidad Cerebral
Dirigido por un equipo de investigadoras de la Universidad de Pisa en colaboración con instituciones como la Universidad de Maastricht y el IRCCS Fundación Stella Maris, el estudio demuestra que el pulvinar desempeña un papel regulador en la plasticidad cortical, especialmente dentro del sistema visual. Durante mucho tiempo se había creído que esta plasticidad era exclusiva de las etapas tempranas del desarrollo, donde incluso una leve alteración visual podía afectar gravemente la maduración cerebral, dificultando su recuperación en la adultez. Sin embargo, los nuevos resultados indican que la corteza visual adulta mantiene un potencial de cambio, listo para activarse con los estímulos adecuados.
Para validar sus conclusiones, las investigadoras realizaron resonancias magnéticas funcionales a un grupo de adultos antes y después de someterse a una breve privación monocular, es decir, al uso de una venda en uno de los ojos. Los resultados revelaron que solo dos horas de privación no solo alteran la dominancia ocular, sino que también modifican las interacciones entre diferentes áreas del cerebro visual. Lo más sorprendente es que este cambio no se limita a la corteza; afecta principalmente al pulvinar, cuya influencia sobre la corteza cerebral disminuye tras esta privación.
Nuevas Perspectivas sobre el Cerebro Adulto
La investigadora principal, Miriam Acquafredda, explica: «El pulvinar tiene una función inibitoria sobre la corteza adulta. Observamos que tras la privación, esta influencia disminuye lo suficiente como para permitir que se abra un espacio para la plasticidad. Esto sugiere que el cerebro no opera con conexiones fijas; es capaz de modificarlas equilibrando necesidades estables con impulsos hacia el cambio».
Maria Concetta Morrone, profesora en la Universidad de Pisa y miembro de la Accademia dei Lincei, añade: «Este trabajo transforma nuestra visión no solo sobre la plasticidad cerebral sino también sobre cómo está organizada funcionalmente el cerebro adulto. Tendemos a atribuir todas las funciones superiores a la corteza cerebral mientras relegamos las estructuras profundas a roles instintivos o emocionales. Estos hallazgos desafían esa noción al mostrar cómo estructuras como el pulvinar pueden orquestar funciones corticales».
Implicaciones para Futuras Investigaciones
Finalmente, Paola Binda, también profesora en Pisa, concluye: «Este estudio se integra dentro de nuestra línea principal de investigación donde exploramos cómo el cerebro funciona como una “máquina predictiva”, anticipándose a eventos futuros para responder adecuadamente. Cuando estas predicciones chocan con situaciones inesperadas, es necesario actualizar los mecanismos predictivos. Creemos que esto podría ser lo que desencadena procesos plásticos».