Varios centros del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) han unido fuerzas para desarrollar un innovador antiviral de amplio espectro, basado en quitosano, una sustancia obtenida del exoesqueleto de crustáceos como cangrejos y camarones. Entre las instituciones involucradas se encuentran el Instituto de Biología Integrativa de Sistemas (I2SysBio, CSIC-UV), el Instituto de Química Orgánica General (IQOG), el Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA) y el Instituto de Biomedicina de Valencia (IBV).
El investigador del IQOG, Alfonso Fernández-Mayoralas, explica que “el compuesto fue diseñado en nuestro laboratorio en base a los sulfatos de heparano, polisacáridos sulfatados que son empleados por una importante variedad de virus para adherirse a la superficie celular durante el proceso de infección”. Por su parte, Julia Revuelta, también del IQOG, añade que “nuestros polisacáridos actúan como señuelo evitando que el virus se adhiera a células epiteliales, lo que impide el proceso de infección”.
Nueva esperanza contra infecciones virales
Este fármaco ha demostrado ser efectivo al bloquear la entrada de virus en las células mediante un mecanismo irreversible. Según un estudio publicado en la revista Communications Biology, presenta una potente actividad contra el SARS-CoV-2, causante de la covid-19, así como contra el virus respiratorio sincitial (VRS). Esto sugiere su potencial uso como tratamiento para infecciones respiratorias virales a través de aerosoles o inhaladores.
La investigación destaca cómo los enfoques multidisciplinarios pueden dar lugar a nuevos tratamientos. Este esfuerzo colaborativo incluye químicos que diseñaron los compuestos, virólogos que seleccionaron los mejores candidatos y biólogos estructurales que definieron el mecanismo de acción del antiviral.
Eficacia comprobada en modelos animales
Los experimentos realizados han mostrado que este compuesto puede inhibir la infección por diversas variantes del SARS-CoV-2 y diferentes cepas del VRS, especialmente peligrosas para bebés y ancianos. En cultivos celulares, se observó que algunos compuestos bloquean la entrada viral al unirse a proteínas en la envoltura del virus, evitando así su adhesión a los receptores celulares.
Ron Geller, científico del I2SysBio, señala que “el compuesto más prometedor bloqueó la infección tanto en cultivos celulares como en modelos animales”, incluso cuando se administró tras el inicio de la infección. En ratones infectados con SARS-CoV-2, se registró una reducción significativa de la carga viral tras recibir el antiviral antes o después de la infección.
Un candidato seguro para tratamientos repetidos
Uno de los hallazgos más relevantes indica que este compuesto no solo previene infecciones cuando se administra antes de la exposición al virus, sino que también es eficaz posteriormente. Esto es crucial para enfermedades como la covid-19 y el VRS, donde un diagnóstico temprano podría permitir terapias efectivas.
A través de estudios realizados por investigadores del IQOG-CSIC, se determinó que no hay signos de toxicidad tras su administración reiterada. Además, una modificación química permitió introducir un radioisótopo para estudiar su biodistribución; los resultados mostraron que el fármaco se elimina del organismo en aproximadamente 48 horas.
Aerosoles: una herramienta ante futuras pandemias
Dado que este antiviral está basado en quitosano, un polímero natural ampliamente utilizado en biomedicina y alimentación, su producción a gran escala sería factible. Esto abre posibilidades para desarrollar formulaciones como aerosoles nasales o inhaladores destinados al tratamiento y prevención de infecciones respiratorias virales. Los investigadores consideran este avance una estrategia innovadora para combatir enfermedades virales emergentes y reemergentes.
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