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Innovación habitable: Stratesys propone un enfoque centrado en la convivencia entre humanos y tecnología
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Innovación habitable: Stratesys propone un enfoque centrado en la convivencia entre humanos y tecnología

lunes 05 de mayo de 2025, 14:45h
Stratesys advierte sobre la importancia de integrar el diseño estratégico en la implementación de inteligencia artificial para evitar la deshumanización. La tecnología debe complementar la inteligencia humana, garantizando transparencia y autonomía. El enfoque debe centrarse en crear sistemas que mejoren la convivencia entre personas y tecnología, promoviendo una innovación habitable y sostenible.

A medida que la inteligencia artificial transforma procesos, automatiza decisiones y promete eficiencias sin precedentes, una cuestión fundamental permanece sin respuesta en numerosas organizaciones: ¿cómo podemos asegurar que esta tecnología no comprometa lo humano en su búsqueda de eficiencia? La empresa Stratesys, especializada en transformación digital, advierte sobre los peligros de implementar IA sin un diseño estratégico que se integre desde el inicio. Según la compañía, el verdadero éxito no radica en aspectos técnicos, sino en cuestiones existenciales: crear entornos donde las personas no solo interactúen con la tecnología, sino que coexistan con ella sin perder su autonomía, comprensión ni sentido.

El diseño actúa como un puente entre algoritmos y seres humanos. Para Stratesys, uno de los errores más frecuentes durante la digitalización es considerar el diseño como un elemento superficial, relegado a las etapas finales de un proyecto. En realidad, debería ser la arquitectura invisible que orienta cada decisión desde el comienzo. José A. Montenegro, Head of Design en la empresa, aclara: “Diseñar no es decorar; es anticipar fricciones, traducir complejidades y preservar la autonomía de las personas en sistemas cada vez más automatizados. Cuando el diseño llega tarde, la tecnología se convierte en una caja negra que excluye y desconecta”.

En un hospital donde un sistema de IA determina qué paciente atender primero o en un banco que niega un préstamo sin justificación alguna, no solo se está fallando en el código. Se está cometiendo un error en la concepción de la interacción entre personas y sistemas. Aunque la tecnología funcione adecuadamente, las personas quedan fuera del proceso. Esta es la gran paradoja: al buscar precisión matemática, se sacrifica la sensibilidad necesaria para tomar decisiones significativas. La eficiencia no debe implicar deshumanización.

La creciente automatización de flujos de trabajo, selección de personal o decisiones comerciales está reduciendo los márgenes para la intuición, empatía o juicio ético—dimensiones que son esenciales en escenarios complejos y emocionalmente delicados pero que no pueden capturarse en ningún conjunto de datos. Para Stratesys, el verdadero desafío radica no en si las empresas pueden adoptar IA, sino en cómo diseñan su integración para complementar—y no reemplazar—la inteligencia humana. Los sistemas deben ser transparentes, auditables y comprensibles; deben incluir puntos donde las personas puedan ejercer criterio, disentir o redirigir una decisión automatizada. Solo así se logra una adopción activa y sostenible.

De esta manera, Zahira Tomasi, Creative Director & Head of Boost en Stratesys, sostiene: “La creatividad, el entendimiento abstracto, la empatía y el diseño al servicio de realidades sociales y corporativas es el leitmotiv que debe acompañar cualquier proyecto tecnológico o resuelto con IA si busca ser realmente eficaz y relevante”.

Innovación habitada: el nuevo paradigma tecnológico. El enfoque propuesto por Stratesys invita a cada organización que inicia su camino hacia la automatización a plantearse una pregunta profunda: ¿estamos diseñando sistemas para mejorar su funcionamiento o para que las personas puedan convivir mejor con ellos? No se trata únicamente de eficiencia operativa o rentabilidad a corto plazo; se trata de construir futuros sostenibles donde la tecnología potencie lo mejor del talento humano.

Bajo esta perspectiva, el diseño deja de ser una fase del proyecto para convertirse en una actitud transversal que abarca desde la definición de flujos de trabajo hasta la experiencia del usuario; desde la gobernanza algorítmica hasta la comunicación interna. La innovación ya no es solo un producto técnico; se transforma en una experiencia habitable que reconoce la complejidad emocional del trabajo, la diversidad de contextos y la importancia de hacer sentir a las personas parte integral de los sistemas que utilizan.

José A. Montenegro enfatiza: “Cuando las personas no comprenden las decisiones tomadas por un sistema, tienden a rechazarlo; cuando no pueden intervenir, dejan de colaborar y se desconectan. El diseño estratégico convierte esa tecnología en un lenguaje compartido y no en una orden impuesta”.

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