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Premiar tareas en niños: ¿beneficioso o perjudicial?
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Premiar tareas en niños: ¿beneficioso o perjudicial?

miércoles 07 de mayo de 2025, 16:00h

Expertos en neurociencia y psicopedagogía de la Universitat Oberta de Catalunya analizan el impacto de premiar a los niños por sus tareas. Aunque las recompensas pueden ser útiles en ocasiones, su uso indiscriminado puede disminuir la motivación intrínseca a largo plazo. Se sugiere fomentar el interés natural de los menores a través de estrategias creativas y lúdicas, evitando depender de premios materiales para promover un aprendizaje autónomo y responsable.

La cuestión de si es adecuado premiar a los niños por realizar tareas ha generado un amplio debate entre padres y educadores. Según especialistas en neurociencia y psicología de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), el uso indiscriminado de recompensas puede tener efectos adversos en la motivación a largo plazo. La clave radica en saber cuándo y cómo aplicar estas recompensas para no perjudicar el desarrollo autónomo de los menores.

El neurocientífico Kou Murayama, de la Universidad de Columbia, llevó a cabo un estudio que indaga sobre la conveniencia de premiar a los niños por sus logros. A través de un juego, analizó la activación del núcleo accumbens, una estructura cerebral vinculada a la motivación y el placer, observando cómo se liberaba dopamina. En su experimento, un grupo realizó tareas sin recompensa mientras que otro recibió dinero por cada acierto. Aunque ambos grupos mostraron activación del núcleo accumbens, al día siguiente, solo el grupo que había recibido dinero perdió interés cuando no hubo recompensas, mientras que el otro mantuvo su motivación.

Los riesgos de premiar sistemáticamente

El sistema dopaminérgico, responsable de regular la dopamina —clave en la motivación y el aprendizaje— se ve influenciado por las experiencias vividas. Esto plantea interrogantes sobre si realmente es beneficioso premiar a los niños por sus esfuerzos. Según Diego Emilia Redolar, docente en UOC, "recompensar ocasionalmente puede ser perjudicial ya que disminuye la motivación intrínseca". La actividad misma debe ser satisfactoria sin depender de premios externos para mantener el interés a largo plazo.

Redolar también advierte que "una única recompensa no es suficiente para fomentar una tarea continuada", ya que esto puede resultar contraproducente y desincentivar el deseo de realizarla. En su libro La mujer que podía ver con la lengua, aborda estos mecanismos desde una perspectiva neurocientífica.

Estrategias para motivar sin premios

Ambos expertos coinciden en que fomentar la motivación interna es esencial. Proponen transformar actividades rutinarias en juegos o permitir que los niños decidan cómo llevarlas a cabo como métodos efectivos para aumentar su interés. Cerdán Rubio recomienda integrar elementos lúdicos en las tareas escolares: "Convertir un ejercicio en un juego puede hacer que los niños se sientan más motivados".

Por su parte, Redolar sugiere que lo importante es hacer las tareas atractivas: "Proponer juegos asociados a las actividades cotidianas puede ser más efectivo que ofrecer recompensas materiales". Un ejemplo práctico es convertir la limpieza del cuarto en un juego simbólico donde el niño actúe como una grúa recogiendo objetos, fomentando así una experiencia lúdica y significativa.

Revertir el hábito del premio

Cambiar el hábito de premiar requiere un enfoque gradual. Cerdán Rubio señala que "la retirada paulatina de los premios junto con rutinas establecidas puede ayudar a modificar esta dinámica sin resistencia". Es fundamental que los niños comprendan que algunas responsabilidades no siempre deben ser recompensadas.

Redolar enfatiza la necesidad de crear hábitos atractivos: "Si logramos que perciban las tareas como parte natural de su rutina diaria, estaremos promoviendo una motivación más duradera".

El papel de los padres y educadores

Tanto padres como educadores deben involucrarse activamente en este proceso educativo, mostrando coherencia entre sus palabras y acciones. Cerdán Rubio destaca que "los niños aprenden mucho por imitación; si ven a sus referentes realizar tareas sin esperar recompensas inmediatas, interiorizarán ese comportamiento". El objetivo final es formar niños autónomos capaces de valorar su esfuerzo sin depender constantemente de gratificaciones externas.

En conclusión, reforzar logros equilibradamente y fomentar la responsabilidad desde temprana edad son aspectos clave para desarrollar una motivación intrínseca sólida en los menores.

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