La 12ª promoción del grado en Medicina de la UIC Barcelona celebró su graduación en una ceremonia emotiva que marca el inicio de una nueva etapa profesional para los nuevos médicos. El evento, presidido por la Dra. Esther Calbo, tuvo lugar el 14 de junio y contó con la presencia de familiares, profesores y representantes de diversos centros universitarios colaboradores.
El director del Institut Universitari de Pacients, el Dr. Boi Ruiz, fue el padrino de la ceremonia. Durante su intervención, animó a los graduados a abordar su carrera con un enfoque que combine el rigor científico y la sensibilidad humana. “Ser médico es un compromiso permanente con el bienestar de las personas”, enfatizó Ruiz, recordando que la medicina trasciende la mera práctica profesional.
Compromiso y valores en la profesión médica
El Dr. Ruiz subrayó que “nuestra sociedad necesita médicos técnicamente excelentes, pero sobre todo necesita médicos buenos”. Resaltó que la efectividad en su trabajo provendrá del conocimiento, mientras que la afectividad dependerá de sus valores. Esta combinación es fundamental para alcanzar el verdadero profesionalismo médico.
Durante la ceremonia también se entregaron diplomas y se reconocieron a los mejores expedientes académicos, siendo Héctor Ruiz, Joaquim Sanahuja y Joan Bañuelos los galardonados. La Dra. Lola Cocho, elegida como padrina por los estudiantes, compartió unas emotivas palabras antes de que los graduados pronunciaran el juramento hipocrático. “La bata blanca deja de ser un uniforme para convertirse en un compromiso”, les recordó.
Apertura hacia el futuro profesional
Joaquim Sanahuja, representante estudiantil, ofreció un discurso antes de dar paso a la Dra. Calbo, quien cerró el acto dando la bienvenida a los nuevos profesionales. Invitó a los graduados a mantener viva su vocación de servicio: “A partir de ahora, seréis los guardianes del dolor, la esperanza y el miedo de vuestros pacientes”. También agradeció a las familias y tutores que han acompañado a los estudiantes durante estos seis años de formación.
La ceremonia no solo marcó un hito académico, sino que también reforzó el compromiso ético y humano que define a la profesión médica.