“La inteligencia artificial (IA) no es el futuro al que debemos llegar sin cuestionamientos. Es una tecnología que debe entenderse, discutirse y decidirse con conciencia”. Con esta contundente afirmación, Edgar Gómez Cruz, profesor asociado en la School of Information de la Universidad de Texas en Austin, instó a reflexionar sobre el uso creciente —y a menudo irreflexivo— de la IA en el ámbito educativo durante su intervención en la Universidad del Norte.
Gómez Cruz fue el conferencista principal del Seminario Internacional en Pedagogía Universitaria: IA, ¿más de lo mismo?, un evento destinado a docentes y organizado por el Centro para la Excelencia Docente (CEDU). En su charla, abordó la inteligencia artificial como un campo lleno de decisiones sociales, políticas y pedagógicas. Enfatizó la necesidad de desmontar los discursos que presentan a la IA como una inevitabilidad tecnológica y subrayó la urgencia de una reflexión profunda sobre sus usos, alcances y consecuencias.
“Los dos grandes retos que tenemos son, por un lado, que se asume que la inteligencia artificial es el futuro y hay que llegar a él; y por otro, que quienes no participen se quedarán atrás.” Esta narrativa peligrosa fue señalada por Gómez durante su exposición en el auditorio Marvel Moreno. La visión crítica permite pausar y decidir hacia dónde queremos dirigirnos, evitando actuar por inercia.
Análisis crítico sobre tecnologías digitales en educación
Autor de obras como Tecnologías vitales: pensar las culturas digitales desde Latinoamérica (2022) y De la cultura Kodak a la imagen en red (2012), el académico advirtió sobre los peligros de una apropiación acrítica de las tecnologías digitales dentro del ámbito educativo. A su juicio, más que preguntarse cómo adoptar estas herramientas, es esencial examinar los contextos en los que se encuentran tanto docentes como estudiantes, así como sus conocimientos previos, aspiraciones y necesidades reales.
“¿Por qué asumimos que ya se apropió y no hay vuelta atrás? Tal vez no sea la apropiación el enfoque, sino el encuentro: cómo las personas se aproximan a esta tecnología, qué esperan de ella.” Este punto intermedio resulta mucho más interesante según Gómez.
A diferencia de rechazar la tecnología, Gómez propone una integración consciente y situada. Recalca que los profesores no deben verse como obsoletos ante el avance de la IA; al contrario, deben reconocer el valor insustituible de su experiencia, sensibilidad pedagógica y comprensión del aula. “Los docentes saben algo que las máquinas no: percibir al grupo, establecer vínculos humanos, comprender emociones, adaptar procesos. Esa experiencia es un superpoder que la tecnología no reemplaza”, afirmó.
Reflexiones sobre el impacto ético y social de la IA
No obstante, también hizo hincapié en los impactos menos evidentes de la IA —tales como los ambientales, políticos o éticos— alertando sobre la tendencia a aplicar estas tecnologías sin una reflexión previa acerca de sus consecuencias. “No se trata solo de usar la IA y luego ver qué pasa. Hay que preguntarse primero para qué vamos a usarla, a quién beneficia o perjudica y qué mundo estamos ayudando a construir con su implementación”, recalcó.
La conferencia ofreció herramientas conceptuales para un análisis crítico de las tecnologías emergentes y reafirmó que el papel del educador sigue siendo central en la formación humana frente a las tendencias de automatización y datos masivos. Durante su paso por Uninorte, Gómez invitó a no olvidar que **la inteligencia humana** sigue siendo el recurso más poderoso dentro del aula.