La construcción de muros no siempre se realiza de la manera más eficiente desde el punto de vista climático. La **Universidad Técnica de Múnich (TUM)** ha desarrollado un innovador enfoque que combina la inteligencia artificial y la robótica para optimizar la colocación de ladrillos en función de las condiciones ambientales específicas del lugar donde se edifica.
En un reciente taller práctico, estudiantes de albañilería trabajaron junto a un robot diseñado para asistir en la colocación precisa de los ladrillos. Este sistema permite que más de 200 ladrillos sean colocados en ángulos específicos, adaptándose a la sombra o al sol que recibe cada pared, lo que resulta en una construcción más eficiente y sostenible.
Colaboración entre humanos y máquinas en el proceso constructivo
La arquitecta Julia Fleckenstein, quien dirige este proyecto en TUM, explica que el robot actúa como un "nuevo colega" en el sitio de trabajo. Equipado con un brazo robótico y un sistema móvil, puede acceder a cualquier parte del muro de aproximadamente 4 por 2,5 metros. El diseño digital previo permite al robot conocer exactamente cómo debe ser colocado cada ladrillo para maximizar su eficiencia climática.
Markus Bruckner, instructor de albañilería en la **Asociación de Constructores de Múnich-Ebersberg**, destaca que esta colaboración entre humanos y robots no busca reemplazar a los trabajadores, sino complementar sus habilidades. “El robot aporta precisión donde los humanos pueden encontrar limitaciones”, señala Bruckner.
Innovación en el diseño y construcción sostenible
El proyecto, respaldado por la Fundación Bayeriana para la Transformación y la Investigación “Climate Active Envelopes”, promueve una construcción simplificada utilizando exclusivamente ladrillos. Esto contrasta con métodos anteriores que requerían múltiples materiales y estructuras complejas. Según Bruckner, ahora se construyen muros más gruesos —55 centímetros— utilizando capas superpuestas de ladrillos resistentes a las inclemencias del tiempo.
Fleckenstein añade que este método no solo es más sencillo, sino también más sostenible. “Los ladrillos permiten una construcción fácil y ecológica, además facilitan el desmontaje y reutilización en el futuro”, explica.
Un futuro colaborativo en la construcción
La profesora Kathrin Dörfer, quien también participó en el taller, enfatiza que la robótica colaborativa no implica sustituir al trabajo manual, sino expandirlo. La combinación de planificación digital, ejecución robótica y destreza artesanal crea nuevas oportunidades dentro del proceso constructivo.
Para los aprendices involucrados, esta experiencia representa una perspectiva renovadora sobre su futuro profesional. Con tecnologías emergentes como estas, se vislumbra un sector de la construcción que no solo se adapta a los desafíos contemporáneos sino que también mejora continuamente gracias a la innovación tecnológica.