La Cátedra de Economía del Caribe, organizada por el Departamento de Economía de la Universidad del Norte, llevó a cabo un evento el 5 de noviembre en el salón Alejandro Obregón (13G2). Este encuentro reunió a estudiantes, investigadores y expertos del sector con el objetivo de reflexionar sobre la pregunta central: “Transición energética y desarrollo regional — ¿Estamos preparados?”. La jornada, que se enmarca dentro de la Semana de la Economía, fue inaugurada por el vicerrector académico Alberto de Castro, quien destacó la importancia del diálogo interdisciplinario entre la academia y los sectores público y privado para abordar los desafíos estructurales que enfrenta el Caribe colombiano en su camino hacia las energías renovables.
Retos Éticos y Sociales en la Transición Energética
La primera conferencia estuvo a cargo del físico y académico Adolfo Mejía Montero, representante de la Universidad de Edimburgo. Su intervención se centró en el desarrollo eólico en el Istmo de Tehuantepec, México, como un caso paradigmático para analizar los dilemas de justicia energética en territorios ricos en recursos naturales pero con profundas raíces culturales. Mejía contextualizó que, para 2024, la energía eólica representará 19.9 gigawatts, es decir, el 5.89 % de la electricidad nacional mexicana. Aunque esta cifra aún es modesta dentro de la matriz energética, “empieza a tomar un papel relevante”, afirmó.
El académico explicó que esta región concentra 2.8 gigawatts instalados gracias a su geografía única, que crea un potente “túnel de viento” ideal para parques eólicos. Sin embargo, advirtió que esta expansión ha generado conflictos sociales y una percepción de injusticia entre las comunidades indígenas zapotecas. Estas comunidades han reportado impactos negativos en sus ecosistemas locales —como la tala indiscriminada de árboles y la migración de especies clave— lo que afecta también sus actividades agrícolas tradicionales.
Colombia y su Futuro Energético Regional
La segunda conferencia fue presentada por Juan Ricardo Ortega, presidente del Grupo Energía Bogotá (GEB), quien discutió el papel crucial que debe desempeñar Colombia en el futuro energético regional. Ortega subrayó que es fundamental fortalecer sectores estratégicos como la minería y la infraestructura eléctrica, enfatizando que “Colombia no es un país rico; necesita fuentes de riqueza para financiar educación y desarrollo”. Aseguró que estos proyectos pueden llevarse a cabo “bien o mal”, pero confió en las capacidades del país para realizarlos adecuadamente.
Durante un coloquio con estudiantes, ambos conferencistas abordaron el rol del economista en este proceso transformador. Mejía destacó que los retos actuales son más financieros y políticos que técnicos: “La transición energética no es un problema técnico; es una cuestión sobre cómo se financian estos proyectos”. Por su parte, Ortega resaltó las oportunidades profesionales disponibles: “El sector energético es tan imperfecto que está lleno de oportunidades. Quien comprenda cómo se forman los precios tendrá roles muy relevantes”. Ambos coincidieron en que los futuros economistas deben recibir una formación integral en regulación, derecho, mercados energéticos y análisis de riesgos.
Dilemas Éticos y Compromisos Nacionales
El debate también abordó los dilemas éticos relacionados con proyectos renovables en territorios vulnerables como La Guajira. Mejía insistió en la necesidad de acompañamiento estatal para garantizar procesos de consulta legítimos. Ortega añadió que muchos conflictos actuales tienen raíces históricas: “El Estado nunca ha tenido presencia donde debería haber servicios básicos”, lo cual dificulta la aceptación social de nuevos proyectos energéticos.
En su reflexión final, Ortega invitó a considerar la transición energética como un compromiso nacional: “Lo que ocurre en territorios como La Guajira es una vergüenza nuestra. Hemos sido patéticos al garantizar condiciones dignas a quienes han sostenido estas industrias”, concluyó.