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Biotecnología arroz

El CSIC transforma salvado de arroz en enzimas industriales valiosas
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El CSIC transforma salvado de arroz en enzimas industriales valiosas

Por José Enrique González
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jenriqueiymagazinees/8/8/19
martes 06 de mayo de 2025, 13:00h

Investigadores del CSIC han transformado el salvado de arroz, un subproducto agrícola, en una valiosa fuente de enzimas industriales utilizando hongos filamentosos. Este proceso sostenible permite obtener cócteles enzimáticos con aplicaciones en diversas industrias, como la alimentaria y farmacéutica. Además, se identificaron proteínas antifúngicas que podrían ser útiles en bioplaguicidas. Este avance promueve una bioeconomía circular al aprovechar residuos agrícolas para la producción de enzimas de bajo costo y alta eficiencia.

El CSIC transforma un subproducto del arroz en una valiosa herramienta biotecnológica

El arroz, reconocido como el segundo cultivo más producido a nivel mundial, genera anualmente más de 72 millones de toneladas de salvado. Este salvado, que es la capa exterior eliminada durante el pulido del arroz blanco destinado al consumo humano, ha sido tradicionalmente considerado un subproducto agrícola con aplicaciones de bajo valor añadido, principalmente en la alimentación animal. Sin embargo, un equipo de investigación del Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos (IATA), perteneciente al CSIC, ha descubierto que este residuo puede ser transformado en una fuente sostenible para la producción de enzimas industriales con aplicaciones tanto en la industria alimentaria como farmacéutica.

Gracias a su perfil nutricional —que incluye un 50% de carbohidratos, un 15% de proteínas y un 20% de grasas—, el salvado de arroz se presenta como un sustrato ideal para el desarrollo de hongos filamentosos. Estos mohos producen enzimas que aceleran reacciones químicas y descomponen materiales complejos en compuestos más simples que pueden ser utilizados posteriormente.

Transformación biotecnológica del salvado de arroz

Este proceso natural puede ser aprovechado mediante técnicas biotecnológicas para convertir residuos orgánicos en fuentes valiosas de enzimas industriales. “Cultivar estos hongos sobre subproductos agrícolas permite obtener cócteles enzimáticos con múltiples aplicaciones en sectores como el alimentario o el farmacéutico”, señala Sandra Garrigues, investigadora del grupo de Biofactorías Fúngicas del IATA-CSIC.

El equipo logró aislar hasta 16 cepas de hongos filamentosos presentes en el salvado, pertenecientes a géneros reconocidos como Aspergillus, Penicillium y Mucor. Estas cepas fueron evaluadas por su capacidad para producir cócteles enzimáticos capaces de degradar componentes vegetales esenciales, lo que amplía su potencial para aplicaciones en sanidad vegetal y biomedicina.

Aprovechamiento industrial y sostenibilidad

Los hongos actúan como biofactorías orgánicas, generando enzimas con gran interés estratégico. Las enzimas producidas tienen aplicaciones diversas: desde la producción de biocombustibles hasta mejoras en la industria panadera y la clarificación de zumos. “Cada enzima está diseñada para una tarea específica, facilitando procesos que naturalmente tomarían mucho tiempo”, explica Paloma Manzanares, integrante del grupo investigador.

Además, se identificaron proteínas antifúngicas producidas por hongos del género Penicillium, que tienen potencial para ser utilizadas como bioplaguicidas o agentes antimicrobianos. “Estas proteínas son prometedoras en agricultura y medicina”, añade Jose F. Marcos, otro investigador involucrado en el estudio.

Paso hacia una economía circular

A medida que la producción industrial actual depende mayormente de procesos químicos costosos, esta investigación propone una alternativa más sostenible basada en la fermentación de hongos sobre residuos agrícolas. Aunque se requiere más investigación para optimizar los procesos y cumplir con normativas regulatorias, los resultados destacan el papel crucial de los hongos como herramientas biotecnológicas clave en la transición hacia una bioeconomía circular.

Dicha investigación fue posible gracias al apoyo del proyecto BioValRice, financiado por AGROALNEXT y respaldado por el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia de la Unión Europea. Los investigadores trabajan también en obtener compuestos bioactivos a partir de desechos arrocero para mejorar la conservación y calidad de productos alimentarios.

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