Un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Cambridge ha revelado importantes hallazgos sobre los cambios en las células mamarias durante la maternidad, proporcionando pistas sobre las dificultades en la lactancia. Este trabajo se centra en la identificación de genes involucrados en el desarrollo de la glándula mamaria y su relación con trastornos de la lactancia y ciertos tipos de cáncer de mama que pueden surgir tras el parto.
El equipo investigó ratones para identificar los genes asociados con la notable transformación que experimenta la glándula mamaria durante el embarazo, la lactancia y el posterior retorno a su estado inicial. Los resultados han dado lugar al atlas más detallado jamás creado sobre la expresión genética a lo largo del ciclo de desarrollo adulto de esta glándula, publicado recientemente en la revista Nucleic Acids Research.
La glándula mamaria está compuesta por diferentes tipos celulares, cada uno con funciones específicas; por ejemplo, las células adiposas proporcionan soporte estructural, mientras que las células basales son cruciales para la expulsión de leche. Los investigadores analizaron la composición celular de esta glándula en diez momentos distintos: desde antes del primer embarazo, durante el mismo, durante la lactancia y durante un proceso denominado involución, cuando el tejido mamario se remodela para volver a su estado reposo.
Nuevos enfoques para problemas de lactancia
Al medir la expresión génica en estos mismos puntos temporales, los científicos lograron vincular genes específicos con sus funciones en diferentes etapas del ciclo de desarrollo. Según Dr. Geula Hanin, investigadora del Departamento de Genética de Cambridge y autora principal del informe, “nuestro atlas es el más detallado hasta ahora, permitiéndonos observar qué genes se expresan en qué tipos celulares en cada etapa del ciclo”.
Los hallazgos indican que los genes relacionados con trastornos en la lactancia, como el suministro insuficiente de leche, están activos no solo en las células que producen leche, sino también en otras células como las basales, que ayudan a expulsar la leche durante la succión del bebé. Esto sugiere que algunos problemas podrían ser mecánicos más que relacionados con la producción láctea y abre nuevas vías para futuras investigaciones.
Además, se descubrió que los genes vinculados al cáncer de mama posparto se activan inmediatamente después del destete en varios tipos celulares, incluidas las células adiposas, que anteriormente habían sido pasadas por alto como contribuyentes al cáncer mamario asociado al parto. Esta información podría servir como un objetivo potencial para estrategias tempranas de detección o prevención.
Implicaciones para la salud materno-infantil
Hanin destacó: “Hemos encontrado que los genes asociados con problemas en la producción de leche actúan también en células mamarias que no se consideraban relevantes para este proceso. Asimismo, hemos identificado genes vinculados al cáncer mamario posparto actuando en células igualmente desestimadas”. Este descubrimiento ofrece múltiples oportunidades para transformar tanto la salud materna como infantil mediante el uso de información genética para predecir problemas relacionados con la lactancia y el cáncer.
La lactancia tiene un impacto significativo en la salud a largo plazo; por ejemplo, los bebés alimentados al pecho tienen menos probabilidades de volverse obesos o diabéticos. Sin embargo, una de cada veinte mujeres enfrenta dificultades para amamantar, lo que convierte este tema en un área crítica pero poco estudiada dentro de la salud femenina.
El cáncer mamario posparto ocurre entre cinco y diez años después del parto y está relacionado con fluctuaciones hormonales y remodelación natural del tejido mamario durante el proceso involutivo, lo cual incrementa su susceptibilidad a malignidades.
Nuevas perspectivas sobre los genes impresos
Los investigadores también centraron su atención en los ‘genes impresos’, aquellos cuya actividad depende si son heredados del padre o de la madre. Se identificaron 25 genes impresos activos en la glándula mamaria adulta durante momentos precisos del ciclo de desarrollo. Estos parecen orquestar un sistema controlado para gestionar tanto la producción láctea como los cambios tisulares durante la maternidad.
"La lactancia es un proceso fundamental común a todos los mamíferos; sin ella no habríamos sobrevivido", concluyó Hanin. "Espero que este trabajo conduzca a nuevas formas de apoyar a las madres con problemas para amamantar". La investigación fue financiada principalmente por el Consejo Médico de Investigación.