Europa se encuentra en un momento crucial para su futuro económico y tecnológico. En un entorno global cada vez más competitivo, la capacidad de transformar la ciencia en soluciones listas para el mercado será determinante para que Europa lidere el cambio o caiga en la dependencia. En este contexto, el reciente informe del Centro Común de Investigación (JRC) de la Comisión Europea titulado «Emprendimiento Deep Tech en Europa y el Papel Crucial de las RTOs en la Generación de Spin-offs Industriales Impactantes», ofrece una visión tanto estratégica como práctica sobre cómo las tecnologías profundas y las Organizaciones de Investigación y Tecnología (RTOs) están sentando las bases para una nueva era industrial en Europa.
¿Qué es el deep tech y por qué es importante?
Deep tech se refiere a startups que se fundamentan en descubrimientos científicos o innovaciones ingenieriles avanzadas. Estas empresas son intensivas en I+D, poseen ciclos de desarrollo prolongados, presentan altos riesgos y tienen un potencial disruptivo significativo. A diferencia de las soluciones digitales convencionales, el deep tech implica un componente tangible fuerte —hardware, materiales— y está diseñado para abordar desafíos estructurales en sectores como la salud, la sostenibilidad, la manufactura avanzada y el clima.
A pesar de su potencial, el 95% de las patentes en Europa permanecen inactivas y solo el 9% de las pymes utilizan la propiedad intelectual de manera estratégica. Frente a este desafío, las startups de deep tech ofrecen un camino para activar el conocimiento latente y traducirlo en crecimiento económico y soberanía tecnológica.
Las RTOs: motores ocultos de la innovación industrial
Las Organizaciones de Investigación y Tecnología (RTOs), como CEA en Francia, FRAUNHOFER en Alemania, TECNALIA en España o VTT en Finlandia, están demostrando ser actores clave en este nuevo paradigma. Estas instituciones no solo realizan investigaciones; actúan como fábricas de innovación profunda, capaces de convertir desarrollos científicos en empresas basadas en tecnología con impacto real.
El informe del JRC revela que estas instituciones emplean a más de 200,000 investigadores, gestionan más de 35,000 patentes activas y han generado al menos 4,000 startups deep tech en la última década. Además, el 83% de las RTOs encuestadas cuentan con programas estructurados para apoyar la creación de nuevas empresas, muchos de los cuales llevan funcionando más de 15 años.
Modelos de transferencia tecnológica y creación empresarial
Una contribución clave del informe es el análisis de tres modelos exitosos para crear spin-offs deep tech. El primero es el modelo de spin-offs empleados, que permite a investigadores internos crear startups con apoyo financiero, técnico y comercial; ejemplos destacados son el programa Magellan del CEA o Launchpad del VTT.
El segundo modelo apoya a startups externas mediante iniciativas que facilitan la colaboración con empresas emergentes que buscan fortalecer sus fundamentos tecnológicos. Estos programas suelen estructurarse como acuerdos donde las RTOs se convierten en accionistas de startups deep tech que requieren sus servicios para mitigar riesgos tecnológicos.
Desafíos persistentes en el ecosistema deep tech
A pesar del potencial existente, el ecosistema deep tech enfrenta desafíos significativos. Muchas startups basadas en ciencia carecen de miembros con experiencia empresarial, lo que dificulta la formación de equipos equilibrados y su escalabilidad exitosa. Además, persisten métricas obsoletas sobre el éxito empresarial que ponen demasiado énfasis en contar unicornios sin considerar su impacto industrial más amplio.
No obstante, se propone utilizar indicadores compuestos que integren empleo, valoración y creación de cadenas de suministro como alternativa a centrarse únicamente en los unicornios. Asimismo, acceder a capital paciente sigue siendo complicado debido a los largos plazos necesarios para generar ingresos.
Caminos hacia un futuro sostenible
Construir un ecosistema robusto de deep tech requiere acciones estratégicas. Esto incluye crear venture builders dotados con talento multidisciplinario —científicos, emprendedores y expertos financieros— así como conectar startups con plataformas industriales y redes SME para acelerar su crecimiento. También es fundamental desarrollar nuevas métricas que evalúen la creación de empleo o formación de cadenas productivas.
A medida que Europa cuenta con los conocimientos e infraestructura necesarios para liderar esta nueva ola industrial, el éxito dependerá del establecimiento inteligente entre ciencia e industria mediante estrategias adecuadas y regulaciones habilitadoras que prioricen impactos a largo plazo sobre retornos inmediatos.
Conclusión: Un nuevo pacto entre ciencia, industria y capital
The deep tech no es solo una promesa; es una necesidad estratégica.
Apostar por este modelo significa reindustrializar regiones, generar empleo cualificado y reforzar la soberanía tecnológica del continente. En este proceso, las RTOs emergen como habilitadores esenciales para construir una Europa más innovadora, resiliente y sostenible.